En Gran Bretaña el reconocimiento facial se hace cada vez más abiertamente

Entre 2016 y 2018, se instalaron dos cámaras de vigilancia en el área de Kings Cross de Londres para analizar y rastrear a los transeúntes utilizando la tecnología de reconocimiento facial. Foto: AFP

Entre 2016 y 2018, se instalaron dos cámaras de vigilancia en el área de Kings Cross de Londres para analizar y rastrear a los transeúntes utilizando la tecnología de reconocimiento facial. Foto: AFP

En esta foto de archivo tomada el 16 de agosto de 2019, un letrero informa que las cámaras de CCTV están en funcionamiento en King's Cross, Londres. El experimento se realizó discretamente. Foto: AFP

La experiencia se llevó a cabo en total discreción. Entre 2016 y 2018, dos cámaras de vigilancia instaladas en el barrio londinense de King's Cross analizaron furtivamente los rostros de los transeúntes para identificarlos y seguir sus movimientos mediante reconocimiento facial.

El uso de esta tecnología punta en los alrededores de las concurridas estaciones de Londres, revelado por el diario Financial Times hace unos meses, alimentó la polémica en una democracia ya que carece de marco legal.

La empresa encargada del diseño de la zona aseguró que “solo trató de ayudar a la policía a impedir y a detectar los delitos en el barrio”, sin fines comerciales.

Pero el gendarme británico de la protección de datos, la Information Commissionner's Office (ICO) ha abierto una investigación, preocupada por el recurso creciente del reconocimiento facial.

Entre 2016 y 2018, se instalaron dos cámaras de vigilancia en el área de Kings Cross de Londres para analizar y rastrear a los transeúntes utilizando la tecnología de reconocimiento facial. Foto: AFP

Esta técnica permite comparar los rostros captados en imágenes video de vigilancia con las bases de datos.

No se trata de un hecho aislado. La asociación Big Brother Watch denuncia una “epidemia” : centros comerciales en Manchester o Sheffield, un museo en Liverpool, muchos son los que recurren a esta tecnología.

Para unos se trata de un avance en la seguridad y para sus detractores, el reconocimiento facial es lesivo para los derechos fundamentales.

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