Gerardo Mejía es una ‘rara avis’ dentro de la música nacional. A los 12 años llegó a Los Ángeles como migrante. Años más tarde lanzó Rico Suave, un tema que lo convirtió en el primer ecuatoriano en triunfar en el mercado musical estadounidense.
¿Cómo recuerda Los Ángeles de los años 80?
En ese tiempo se estaban juntando un montón de culturas, pero no veías mucho ecuatoriano por allá. Donde vivía había cubanos, mexicanos y puertorriqueños. Ahora todo ha cambiado. Si vas a Nueva York hay una comunidad gigantesca y en Los Ángeles pasa igual. En Miami también hay hartísimo ecuatoriano.
¿Qué le decían cuando les contaba que es guayaquileño o ecuatoriano?
Durante mucho tiempo me preguntaron dónde quedaba Ecuador y les trataba de explicar, pero se confundían con la línea ecuatorial.
¿Los años más duros para la comunidad latina en EE.UU. fueron los del Gobierno de Trump?
Sí, sobre todo para la gente que trataba de cruzar la frontera. Ahora está (Joe) Biden, pero no sabes qué pensar porque persiste el mismo problema. Cuando era niño crucé ilegalmente a los Estados Unidos. Primero vino mi padre, luego mi madre y después mi hermano y yo. Llegamos porque mi padre decía que las oportunidades de realizar nuestros sueños estaban acá y yo le creí. Por mucho tiempo pensé en regresar a Ecuador y meterme en política, pero desde hace seis años ya soy ciudadano americano.
Pero sí incursionó en la política ecuatoriana.
Intenté ser asambleísta, para representar a los ecuatorianos que viven acá, pero fue difícil. Descubrí que los que no están de acuerdo contigo te ven como enemigo. Estaba acostumbrado a ser criticado por mi música, para eso ya tenía el cuero duro, pero cuando entré en la política se metieron con mi familia, dijeron mentiras y despreciaron a mis hijas. Como padre para mí eso fue duro.
¿Cómo fue esa experiencia de cruzar la frontera?
Me acuerdo que volamos a México y de ahí cruzamos la frontera por Tijuana. Pasamos muchos años como ilegales, por eso mi padre siempre nos decía que tengamos cuidado y nos imponía mucha disciplina.
¿Lo apoyó en su carrera?
Él fue el que me lanzó al estrellato, porque me ayudó a quitarme la timidez. Estaba estudiando contabilidad y trabajaba en su oficina. Un día le conté que quería ser bailarín. Me dijo que siga mis sueños, pero que me daba un año. Si no pasaba nada en ese tiempo me regresaba a trabajar con él. A los seis meses gané un concurso de baile; el premio fue de USD 50 mil. Desde ahí me apoyó en lo mío.
¿Y usted cómo era como papá?
Ahora soy un mejor papá que en el pasado. Cuando mis hijas eran pequeñas, todavía quería ser Rico Suave. Estaba afuera de casa haciendo de las mías y tratando de seguir con mi vida de artista. Ahora es totalmente diferente porque sigo trabajando, pero ellas son mi prioridad.
¿Ha hablado con ellos de sus épocas de excesos?
Claro que sí. Mis excesos nunca estuvieron vinculados a la droga o al trago, ni tomaba. Mis excesos siempre fueron el sexo y las mujeres. De esa parte mis hijas no se enteraron hasta grandes. Sabían que su padre era una persona famosa por sus profesoras, que siempre pedían que vaya a la escuela. Cuando escuchaban Ven Michu Michu pensaban que estaba hablando de un gatito, después se dieron cuenta de que no era así. A mi hijo sí le he dicho que no siga mi ejemplo de esos años. En este mundo es fácil caer en cualquier tipo de excesos.
¿Y cómo es ser abuelo?
Me encanta ser abuelo. Es un amor a otro nivel. Tus sueños siempre van cambiando y uno de los míos es mantenerme bien para estar aquí y ver crecer a mi nieta. Me parece importante que, como padres o abuelos, seamos conscientes de esa responsabilidad de cuidarnos para estar más tiempo con ellos. Mi padre era gordito y no se cuidaba. Luego de un derrame cerebral no pudo recuperarse.
¿Rico y Suave le cambió la vida?
Nunca pensé que la canción iba a pegar a ese nivel. En MTV salía todos los días y estaba en el ‘top five’. El tema giró así, como tres meses. De ahí comencé a viajar por todos lados. Fueron dos años sin parar. No podía ir a un centro comercial. Las chicas se pasaban esperándome en la puerta de mi casa. Comencé a salir con muchas actrices y me iba a las discotecas con todos los famosos.
¿El éxito lo desbordó?
Llegué a un punto en el que quería resaltar en cualquier lugar y en eso me quedé. Hubo un momento en el que sentí que había subido a lo más alto y que desde ahí todo iba a ir para abajo. Fue el día en el que abrí el concierto de Prince, que era mi ídolo. Luego, lo que quería era el próximo viaje y la próxima modelo y eso fregó mi carrera. Cuando salió el segundo álbum, el rap pop cayó . Sobreviví por los latinos. Nunca pude superar el éxito de Rico Suave.
Dice que Rico Suave fue insuperable, ¿y Sueña?
Mira lo que es el mundo. Sueña es la canción que la gente más se baja de las plataformas. Es un tema que me salió del alma. Hasta ahora me llegan mensajes en los que me dicen que si no fuera por esa canción no se hubieran graduado, no tuvieran su negocio o se hubieran dado por vencidos. Con Sueña viajé a lugares a los que no llegué con Rico Suave. Pegó en Italia y se la canté a Donatella Versace, resulta que era uno de sus temas favoritos.
¿Cómo dio el paso de artista a empresario musical?
Ese fue un paso bien difícil. Cuando lo perdí todo regresé, con el rabo entre las piernas, a Interscope Records, la disquera que me había apoyado como artista, a pedirles trabajo. Les dije que si algo sabía mejor que nadie era cómo funcionaba el mercado ‘crossover’ latinoamericano. Ocho meses después llevé a Enrique Iglesias y, mi hermano, lo demás es historia.
Trayectoria
Fue el primer artista que firmó con la famosa disquera Interscope Records. Tiene dos certificaciones en Oro por la Recording Industry Association of America, por su álbum Mo’ Ritmo y el sencillo Rico Suave. Es pastor, empresario musical y cafetero.