Fabián Reino, Ximena Jurado Llosa y Javier Zea emprendieron iniciativa solidarias desde la gastronomía. Fotos: cortesía
Cada 20 de octubre se celebra el Día Internacional del Chef. Esta fecha fue establecida en 2004 por la Asociación Mundial de Sociedades de Cocineros (WACS, por sus siglas en inglés).
Esta profesión está ligada al servicio, pero no solo porque los profesionales deben servir exquisitos platos, sino también por los valores de la carrera.
Temáticas como la seguridad y soberanía alimentaria, la lucha contra el hambre, el desarrollo sostenible y las cocinas patrimoniales son parte del pénsum de las carreras gastronómicas.
Esto ha motivado que cocineros lideren iniciativas para compartir alimentos o conocimiento y para recaudar fondos con fines sociales. Estos son algunos chefs ecuatorianos que ponen su granito de arena para contribuir en esta pandemia:
Fabián Reino promovió una iniciativa por la fauna urbana de Mejía
El chef Fabián Reino junto a una perrita que fue rescatada durante la campaña. Foto: Cortesía Fabián Reino
El chef Fabián Reino trabaja como voluntario un día a la semana en la congregación de hermanas La Toca de Asis, Quito. Allí se prepara y entrega comida a indigentes y personas de escasos recursos del sector.
Durante la pandemia identificó otra problemática en su ciudad, Machachi: hay una gran cantidad de fauna urbana. Entonces, junto a un grupo de amigos promovió una iniciativa que busca crear conciencia sobre la tenencia responsable de mascotas. La campaña se llama Ayuda a un amigo.
En la primera etapa, se recolectaron 700 kilos de alimentos que fueron entregados a los refugios del GAD Municipal de Mejía. Además, redireccionaron una donación de carne y vísceras a la fundación Lucky, en Sangolquí.
Una de las acciones que se realizaron para animar a la donación fue un ‘Challenge de cocina’, que consistía en que se regalaría un plato de un chef a quien done alimento para mascotas.
La segunda etapa empezó el 5 de octubre. Esta consiste en la esterilización de fauna urbana. La meta es llegar a 400 canes. Para ello cuentan con 40 voluntarios veterinarios o estudiantes. Se encargan de atrapar a los animales, vacunarlos contra la rabia y esterilizarlos.
El Ministerio de Salud entregó las dosis para la vacunación y el GAD gestionó los fondos para la esterilización.
“Ahora estamos iniciando una etapa de concientización”, cuenta Reino. El objetivo es educar a la población para que se cumplan las ordenanzas relacionadas con la tenencia responsable.
“Mediante la cocina podemos fusionar varias actividades en favor de la comunidad”, opina el chef.
Ximena Jurado Llosa enseña cocina a adolescentes vulnerables
La chef Ximena Jurado Llosa creó un pénsum de gastronomía para adolescentes en situaciones vulnerables. Foto: Cortesía Ximena Jurado Llosa.
La chef Ximena Jurado Llosa reformuló su trabajo de siete años con la llegada de la pandemia.
En su emprendimiento La Guagua, de pastelería, chocolatería y cocina tradicional, se enfocó en la trazabilidad de la materia prima. El objetivo fue obtener materia prima elaborada de forma ética en lo ambiental y social.
Con este cambio, llegó la creación de Chakiñanmercadito, un mercado agroecológico que se basa en una red de productores éticos. Por último, a través de su Laboratorio del Gusto creó talleres virtuales gratuitos para educar a la comunidad en estas temáticas.
Estos talleres le llevaron a crear, junto a otros cocineros, un proyecto de educación para los adolescentes de la Fundación Despiértate. Esta organización brinda ayuda social a niños y adolescentes huérfanos y en situaciones de violencia y pobreza.
Ximena y su colega Andrés Jurado hicieron un pénsum muy similar al de una escuela de cocina. Aunque tiene “aristas no tradicionales”, según Ximena. “Apunta a un conocimiento global y a la excelencia”, asegura la chef.
Las clases se imparten los sábados desde hace cuatro meses, de forma virtual. En total, siete cocineros son docentes voluntarios. Unos 80 chicos entre los 11 y 17 años, de Quito y Riobamba, son los beneficiarios.
El programa dura dos años, por lo que la Fundación está buscando que los jóvenes reciban algún tipo de certificación, ya sea académica o artesanal.
El fin de los chefs y de la Fundación Despiértate es que los chicos tengan un proyecto de vida una vez que cumplan la mayoría de edad.
Javier Zea lucha contra el hambre en Riobamba
El chef Javier Zea durante una clase virtual y gratuita para los niños del Instituto de Educación Especial Carlos Garbay. Foto: Cortesía Javier Zea
El chef Javier Zea lleva a cabo varias iniciativas para combatir el hambre. Cree que se convirtió en un cocinero solidario por la influencia de su abuela, quien “cocinaba demasiado rico” y en grandes cantidades para compartir con sus vecinos y familiares.
Antes de la pandemia, Zea ya tenía una larga experiencia compartiendo alimentos. Cada domingo, al finalizar la atención al público en su restaurante Zeaa Food Experience, prepara comida con lo que queda en la despensa para entregar a personas en situación de calle. Al menos 15 personas reciben un plato caliente.
Durante los meses más duros de la pandemia, puso su cocina al servicio de quienes lo necesitaban. Entregó unos 500 platos de comida a médicos, policías y militares.
También inició la Campaña Solidara a Domicilio, con la que llegaba a sectores pobres con platos listos. “El restaurante quedó desabastecido”, cuenta. Si bien no pudo continuar con esta iniciativa, creó una más sostenible en el tiempo.
A través del apoyo de otros restaurantes y donaciones voluntarias elaboró unas 500 canastas que fueron entregadas a familias que vivían al día y que por la cuarentena no podían salir a trabajar. Esta labor continúa, aunque no con la fuerza de antes. Actualmente, Zeaa Food Experience hace por su cuenta unas dos canastas a la semana.
Zea también apadrina a la casa hogar San Carlos y al Instituto de Educación Especial Carlos Garbay. “En esta época invertí tiempo para enseñarles a los niños y jóvenes a cocinar”, cuenta.
“Dios pone todas estas cosas en mi vida porque es para lo que estoy aquí, para ayudar”, reflexiona.
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