La gastronomía peruana tiene su influencia en Quito

La jalea de mariscos lleva camarón, calamar y langostino. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

La jalea de mariscos lleva camarón, calamar y langostino. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En Quito se ofrecen más de 5 tipos de ceviches peruanos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

Su origen se deriva de la fusión de diferentes culturas e ingredientes provenientes de Japón, China, Italia, España, Francia y otros países del mundo. Según los comensales quiteños que la prefieren, la gastronomía peruana se caracteriza por explotar sabores internacionales pero manteniendo la tradición de un país andino. Así lo manifiesta Andrés Sandoval, quien, elige, mínimo dos veces por semana, almorzar en la Chispa Peruana.

En este lugar no se come el tradicional ceviche peruano, sino cuatro variedades del mismo. Esto se logra combinando las diferentes funciones de los ajíes con el camarón, calamar y pescado que componen el tradicional platillo.

Su chef ejecutivo, Alex Toctaguano, dice que otro de los platillos estrella es la jalea de mariscos. La receta lleva camarones, calamares, pulpos y langostinos apanados. Van acompañados por yucas fritas, salsa criolla y salsa tártara.

La jalea de mariscos lleva camarón, calamar y langostino. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En cuanto a las sopas que los comensales pueden elegir, se destacan la parihuela de mariscos, una consistente preparación afrodisíaca que lleva pata de pangora, almeja, mejillón camarón, calamar y corvina cocinados en un fondo de pescado con ajíes, y el menestrón limeño, hecho a base de salsa pesto, lomo fino, zanahoria, choclo, habas y papas.

El chef destaca como un ingrediente estrella de esta cocina a los mariscos, mismos que debido a su corto tiempo de cocción conservan sus propiedades nutricionales.

En la oferta culinaria peruana, un lomo salteado es algo que no puede faltar. Para lograr que este platillo esté en su punto se utiliza únicamente cebolla, tomate, ají amarillo, salsa de soya y sal.

La causa de camarón se prepara con papa y vegetales. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En cuanto a bebidas, la chicha morada, hecha a base de maíz del mismo color, el pisco sour y el chilcano representan a Perú ya que maridan a la perfección con su comida.

El chef señala que la característica de todos estos platillos se destaca por la utilización de recetas y técnicas criollas.

El Escondite es otra alternativa para conocer más de cerca los sabores de Perú. Aquí, Pablo Aguilar destaca que para cautivar el paladar de los quiteños, se utilizan fusiones contemporáneas que introducen, por ejemplo, en el clásico lomo salteado, un queso azul.

Vegetales, choclo, camote, cancha y otros productos traídos del vecino país son los encargados de que opciones como la causa de camarón, el chupé de pescado o el suspiro limeño sean los platillos favoritos de los comensales.

El suspiro limeño es el postre más tradicional de Perú. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En el Segundo Muelle, el mar es su mayor influencia. De esto se derivan platillos como la leche de tigre, el tiradito a la huancaína, y otros más clásicos como la pankita de pulpo y las conchas crab.

Ellos afirman que la comida mediterránea y la china están muy presentes en sus preparaciones. Lo demuestran con su variedad de sushis y makis.

Las influencias de esta gastronomía también llegan desde casa. Eso sucede en Perú Criollo, donde ofrecen anticuchos, escabeches, secos, chaufas, mazamorras y arroz con leche, en un ambiente familiar y con recetas muy tradicionales.

La atención, el ambiente y la música son parte de un tour gastronómico por los sabores de Perú en Quito, donde también destacan lugares como Osaka, Lima 51 y Mar y Luna.

Las preparaciones y ofertas de estos lugares pueden llegar a parecer similares. Sin embargo, cada uno tiene un toque, una receta o un platillo insignia que lo hace diferente.

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