Ellos ganaron la batalla al cáncer

De izq. a der: Eduardo Vega, Piedad Molina, Diana Pérez y Bertha Figueroa.

De izq. a der: Eduardo Vega, Piedad Molina, Diana Pérez y Bertha Figueroa.

En su rostro se dibuja una sonrisa cuando habla de la vida. “Es tan linda y tan corta que hay que vivirla intensamente”, aconseja Eduardo Vega, de 58 años.

Su optimismo y sus ganas de triunfar lo convierten en una suerte de guerrero. Él es quiteño y venció en la batalla contra el cáncer. Su familia y sus compañeros de trabajo le impulsaron a salir adelante. “Seguiré luchando. Sé que continuaré viviendo”.

Hace seis años, le diagnosticaron cáncer al sistema linfático. En un principio la noticia fue dura y pensó que no podría sobrevivir. “Acudí a Solca. Me hicieron exámenes y luego quimioterapia”. Durante el tratamiento adelgazó, perdió cabello y sus defensas eran débiles.

Vega confiesa que nunca pensó en la muerte. Pero cinco años más tarde el cáncer reapareció. Esta vez atacó el cuello. Volvió a recibir quimioterapia. Ahora, cada tres meses acude a Solca Quito para recibir quimioterapia de mantenimiento.

Una historia parecida es la de Piedad Molina, de 61 años. La quiteña de cabello cano tuvo linfomas (tumores malignos) en el abdomen. Su problema fue detectado en el 2002 y recibió seis ciclos de quimioterapia, en Solca. “Pedía a Dios fuerza y fortaleza para continuar en la lucha”, refiere el ama de casa .

Su esposo, sus dos hijos y sus dos nietos le dieron aliento. El cáncer de Piedad, seis años después, volvió a reactivarse. Se expandió hacia la tiroides (glándula ubicada en el cuello). “El tratamiento era caro. La primera vez gastamos USD 5 000 y la segunda, USD 8 000. En Solca nos dieron facilidades de pago”.

Piedad se aferró a la vida y logró vencer al cáncer. Ahora, al igual que Vega, acude cada tres meses a recibir medicina para reforzar el tratamiento.

Otra de las personas que salió victoriosa de la batalla contra este mal es Bertha Figueroa. La mujer de cabello lacio y de estatura pequeña tenía cáncer al colon. “En Solca me dijeron que tenía cáncer maligno”.

Desde ese momento Bertha, de 55 años, encomendó su vida a la Virgen de El Quinche. Incluso en el pasillo de su departamento tiene un altar. Luego de su operación, realizada en el 2006, recibió quimioterapia. “Me chequeo cada año. Cuando voy a recibir los resultados de los exámenes me pongo un poco nerviosa”.

En cambio, Diana Pérez enfrentó una leucemia (cáncer a la sangre) a sus 19 años. “Tenía fuertes dolores de cabeza, moretones en el cuerpo, hemorragia y decaimiento”. Su tratamiento también lo recibió en Solca.

El apoyo de sus padres fue el motor que le impulsó a continuar. “No había cumplido mis sueños, aún estaba estudiando, sentía que aún me faltaban muchas cosas por hacer”. Superó su leucemia y hace un año formó una familia. Su primogénito tiene 23 días. Ella es cosmetóloga y profesora de inglés.

Vega, Molina, Figueroa y Pérez valoran cada segundo de vida y agradecen a Dios por la nueva oportunidad de vivir. En Solca encontraron apoyo, coinciden.

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