La gallareta púrpura llega a los espacios verdes de Quito

Estas aves llegan a sitios como el Jardín Botánico de Quito, donde es común observarlas cada año. Los individuos juveniles tiene un color café claro. Foto: cortesía Diego Cisneros-Heredia y Sandy Espinoza / Jardines Silvestres

Estas aves llegan a sitios como el Jardín Botánico de Quito, donde es común observarlas cada año. Los individuos juveniles tiene un color café claro. Foto: cortesía Diego Cisneros-Heredia y Sandy Espinoza / Jardines Silvestres

Estas aves llegan a sitios como el Jardín Botánico de Quito, donde es común observarlas cada año. Los individuos juveniles tiene un color café claro. Foto: cortesía Diego Cisneros-Heredia y Sandy Espinoza / Jardines Silvestres

Las gallaretas púrpura están llegando a los hogares quiteños. Su cuerpo de color azul intenso, sus patas largas y su pico anaranjado sorprenden a quienes se las encuentran en sus jardines. Desde enero hasta abril es común que estas aves aparezcan en los espacios verdes de la ciudad.

Muchas son atacadas por perros, gatos o por las personas que, al verlas, se ponen nerviosas o intentan capturarlas. En realidad, estas aves solo están de paso y buscan sitios para descansar y alimentarse ­durante su viaje.

Sandy Espinoza, directora del proyecto Jardines Silvestres y coordinadora del colectivo Aves Quito, cuenta que en los últimos tres años se han registrado más avistamientos de esta especie. La gallareta púrpura es un ave acuática, que generalmente habita en zonas de humedales y de pantanos.

Esta especie vive en América, desde Estados Unidos, pero la que llega a Quito es la gallareta que habita en la Costa ecuatoriana. Algunas también pueden viajar desde el norte de la Amazonía. Espinoza cuenta que en esta época salen de su hábitat hacia sitios más altos, en busca de alimentación y de fuentes de agua.

Diego Cisneros-Heredia, director del Hospital de Fauna Silvestre Tueri, de la Universidad San Francisco de Quito, explica que esta migración interna o este tipo de viajes son conocidos como movimientos estacionales altitudinales. Estas aves los realizan dos veces por año. La segunda temporada se registra en octubre.

Las investigaciones realizadas en el sigo XIX ya mostraban la presencia de las gallaretas en los humedales de Quito y se conocía que no eran residentes. También existen registros de su llegada a puntos específicos en Chimborazo e Imbabura. En Quito su presencia es más notoria, dice Cisneros-Heredia, porque arriban a sitios visibles, como los jardines.

El color de la gallareta es generalmente azulado púrpura. Foto: cortesía Diego Cisneros-Heredia y Sandy Espinoza / Jardines Silvestres

Encontrarse con gallaretas en los patios de las viviendas puede causar temor, pero estas aves son indefensas. Las gallaretas llaman la atención sobre todo por sus patas largas. Esta especie puede medir entre 15-20 cm. Los especialistas explican que es más grande que una paloma doméstica y más pequeña que una gallina.

Su color es generalmente azulado púrpura, pero los individuos juveniles tienen un tono café claro con zonas azules. Se diferencian de otras especies por su pico corto.

Espinoza recomienda observarlas de lejos y tratar de evaluar su estado. Si no están sangrando, lastimadas o decaídas, hay que dejarlas tranquilas. Esto significa que solo están descansando antes de continuar su travesía. Si están en ese estado, se puede colocar un poco de agua y fruta en una zona cercana, ya que se alimentan de frutos, semillas, insectos, caracoles pequeños y peces.

Después de su travesía, estos animales llegan cansados y en búsqueda de fuentes de agua. Esto hace que se detengan a descansar y sean más vulnerables a los ataques de perros y gatos, que cada vez son más comunes. Otros llegan deshidratados y con poca energía.

El Hospital de Fauna Silvestre Tueri generalmente recibe entre 25 y 50 gallaretas durante esta temporada. Solo la semana pasada (22 de febrero del 2021), los médicos del lugar atendieron entre 12 y 15 individuos. La mayoría no suele presentar heridas graves, pero las mordeduras y los ataques de perros y gatos sí pueden causar daños graves.

Cisneros-Heredia relata que la semana pasada liberó a ­cinco de estas aves, después de su recuperación. Este proceso se realiza en humedales o lagunas cercanas, donde los ­animales pueden recobrar sus fuerzas y continuar con su largo viaje de regreso.

Qué se debe hacer si encuentra una gallareta

Si observa que las aves están heridas o decaídas, llame al 911 y comuníquese con la Unidad de Protección del Medioambiente.

No se debe manipular al ave sin la supervisión de un profesional. El Hospital de Fauna Tueri puede brindar asesoría.

Si las gallaretas llegan a su jardín, aleje a los perros y gatos de las aves. Estos, por lo general, las atacan.

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