Imagine un lugar donde los ciudadanos se transportan en ‘bici’ al trabajo, al menos dos días por semana. El uso de aire acondicionado es limitado, y la energía que usan no proviene de combustibles fósiles sino cada vez del sol, del viento y de las semillas silvestres. Este lugar existe, y está en Ecuador.
En el 2001, el accidente del buque Jessica, que provocó el derrame de 150 000 galones de combustible en las costas de Galápagos, uno de los peores de su historia, obligó al Archipiélago a pensar en energías más limpias.
Hasta el 2004, la energía consumida ahí se generaba con diésel que llegaba del continente. “El transporte del combustible es un riesgo para este delicado ecosistema”, dice Marco Salao, presidente (e) de Elecgalapagos.
La idea de que pueda ocurrir un nuevo derrame atrajo la atención internacional, que aportó con financiamiento para la instalación, en abril del 2004, de un pequeño proyecto fotovoltaico en Floreana de 21 KW de potencia, suficiente para abastecer a las viviendas en esa isla.
Además, nació el programa estatal Energías Renovables para Galápagos (Ergal). En el 2007 entró en operación el primer parque eólico de Ecuador compuesto por tres aerogeneradores, de 2,4 MW. Eso permitió delinear la política Cero Combustibles Fósiles en las Islas con miras al 2017, relata Salao.
Los estudios de Ergal determinaron condiciones para nueva generación eólica en la Isla Baltra, hoy en construcción. Elecgalapagos prevé que el parque, de 2,1 MW, arranque en abril próximo y, con ello, duplicar la capacidad de este tipo de energía.
El cambio energético en la provincia también potenció encadenamientos productivos en el Ecuador continental. Con una inversión de USD 1 millón se inauguró, en enero del 2011, una central que funciona con biodiésel generado a partir de piñón (semilla silvestre) que agricultores de Manabí producen de forma artesanal, aunque este año se tecnificará, dice Salao.
Estos proyectos han reducido un 20% de la demanda de combustibles fósiles para energía eléctrica en las Islas.
Pese a esta búsqueda de alternativas más limpias, la demanda ha ido en aumento, y casi se duplicó entre el 2004 y el 2012, al pasar de 20 800 MW/hora a 40 290 MW/hora. Según Salao, otro problema es que 55% de combustibles es para transporte.
“No tiene sentido instalar costosa generación limpia si la demanda crece indiscriminadamente o la energía se desperdicia”, dice el académico y ex director de Ergal, Arturo Villavicencio. Por ello, cree que se debe trabajar en eficiencia energética.]
Los galapagueños comenzaron a dar los primeros pasos en este objetivo. Desde diciembre pasado, unos 300 guardaparques de esta reserva le apostaron a la bicicleta para reducir su huella de carbono (gases contaminantes). Los jueves y viernes cumplen su trabajo en dos ruedas. “La idea tuvo acogida incluso en el personal que vive lejos”, dice Roberto Maldonado, director de Educación Ambiental del Parque Galápagos. También se limitó el uso de aire acondicionado a ciertas horas en la oficina.
Según el Censo de Población y Vivienda, al 2010 un 70% de focos eran de alta eficiencia en esta provincia. Otra fuente de contaminación son 4,5 millones de fundas plásticas que se demandan anualmente. Estas se reemplazarán con fundas de tela este año.
El Estado y la cooperación internacional invertirán en el archipiélago de Galápagos USD 42,5 millones este año para incorporar 7 MW más de energía eólica, fotovoltaica y biodiésel. Con ello se espera que la participación de las energías alternativas pase a constituir el 55% de toda la oferta eléctrica.
Daniel santelices / Ambientalista
‘ Lo más eficiente es usar mi energía’
Estoy convencido que si no se hace algo por combatir la contaminación, ahora, nuestros nietos morirán por los efectos del calentamiento global.
Por eso me he dedicado a aplicar alternativas sencillas de eficiencia energética. Una ha sido dejar de usar el vehículo para trasladarme a diferentes sitios, reemplazándolo por la bicicleta.
Hice cuentas y he logrado ahorrar unos USD 60 mensuales en gasolina. He dejado de quemar muchos galones de combustible y esa es mi contribución a la reducción de las emisiones de gases contaminantes.
Con esta práctica también he logrado ahorrar en mantenimiento. Cada tres meses gastaba unos USD 300 llevando mi vehículo al servicio técnico de la concesionaria. Ahora, llevo mi bicicleta para que la revisen en sitios especializados y máximo me cuesta USD 10 cada visita.
El ahorro de tiempo también es un factor fundamental para reemplazar el uso del vehículo. Por ejemplo, de la Mañosca a la Floresta, en auto me hacía antes una hora. En bicicleta me toma 20 minutos.
Hay otros beneficios asociados. El uso de la bicicleta también ayuda a reducir la contaminación por ruido. En las ciudades el uso del pito se ha vuelto un hábito que afecta mucho a los ciudadanos generando situaciones de mucho estrés y tensión.
Creo que utilizar la bicicleta es un paso, pero creo que se deberían desarrollar otros mecanismos. Puse en marcha un proyecto en el terreno donde tengo mi casa, para sembrar árboles nativos. El efecto inmediato de esa acción fue que empezó a llegar al sitio gran cantidad de aves, que usualmente no veía en la zona.
También trato de ahorrar en el consumo de energía eléctrica. Desde hace algunos años compro únicamente focos ahorradores y con ello gasto menos electricidad (se consigue un ahorro del 40%) y pago menos. Antes, por ejemplo, pagaba USD 50 de luz, ahora USD 25.
Tengo conocimiento que existen los llamados focos “led”, con los cuales se puede llegar a un ahorro del monto de la planilla eléctrica en alrededor del 90%. Me gustaría, más adelante, poder utilizarlos.
Tengo un proyecto para utilizar unas bicicletas de ejercicio para generar energía. Uno pedalea y la energía que se produce se guarda en una batería. Eso sirve para instalar en la casa y utilizar para el funcionamiento de aparatos electrodomésticos pequeños.
Ecuador
La matriz depende del combustible fósil
Según datos de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), la composición de la producción de energía primaria en Ecuador es en su mayor parte de origen fósil (petróleo). En la década de 1970 la producción de energía primaria era 50% petróleo, 39% leña, 5% productos de caña, 4% gas natural y 2% hidroenergía. En el 2009, el 82% fue petróleo, 8% hidroelectricidad, 4% gas natural, 4% leña y 2% caña.
De igual forma, la mayor parte de energía eléctrica que consume el país se produce a partir de crudo, con 52%. Le sigue hidroelectricidad (42%), importación (4%) y el resto biomasa, energía solar y eólica. Pero aún queda por aprovechar el 93% del potencial hidroeléctrico del país, según datos de Olade.
Matriz
Ecuador, 54 en la transición energética
Ecuador obtuvo una nota de 0,56 sobre 1 en la transición a un nuevo modelo energético sostenible. Esta calificación lo ubicó en el puesto 54, según el Informe 2013 del Índice de Comportamiento de la Arquitectura Energética Global, publicado en diciembre pasado por el Foro Económico Mundial (FEM). El país está atrás de otros países de la región como Colombia (puesto 6), Uruguay (12), Perú (15), etc.
El estudio, que analiza 105 países, aborda la fortaleza de su sistema energético desde su crecimiento económico, sostenibilidad ambiental y acceso a recursos energéticos. Se requieren USD38 000millones en nuevas energías para satisfacer la demanda global de energética en el 2035, según el FEM.
LA FRASE
‘El derrame de Jessica llamó la atención a que tenemos que buscar otras energías más limpias’.