Gabriela Ashqui, la mejor bachiller del 2016, sueña con estudiar en México

Ahora está frente a la pizarra, como si fuera un maestro más de la Unidad Educativa Particular Visión.

Ahora está frente a la pizarra, como si fuera un maestro más de la Unidad Educativa Particular Visión.

Gabriela Ashqui Maire se graduó de la Unidad Educativa Particular Visión con un promedio de 9,96.  En el 2016, fue la mejor estudiante del país al alcanzar 1 000 puntos, la nota más alta de Ser Bachiller. Foto: Joffre Flores/EL COMERCIO 

Todos los triángulos son parecidos, pero solo uno encaja en la secuencia. Gabriela ya tiene la respuesta e intenta que un grupo de sus alumnos -casi de su misma edad- expliquen porqué piensan que sería una u otra opción.

Un año atrás, la joven de 18 años estuvo sentada en esas bancas, también preparándose para las pruebas de grado y de ingreso a la universidad. Ahora está frente a la pizarra, como si fuera un maestro más de la Unidad Educativa Particular Visión.

Gabriela Ashqui Maire se graduó en este colegio guayaquileño el año pasado, con un promedio de 9,96. Y fue la mejor estudiante del país al alcanzar 1 000 puntos, la nota más alta de Ser Bachiller, un examen que el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval) tomó en el 2016 a los alumnos de tercero de bachillerato del ciclo Costa y Sierra-Amazonía, para analizar sus conocimientos en Matemática, Lenguaje, Ciencias y Estudios Sociales.

Gabriela ahora está frente a la pizarra, como si fuera un maestro más de la Unidad Educativa Particular Visión. Foto: Joffre Flores/EL COMERCIO

El pasado 19 de enero volvió a vestir el uniforme de la academia naval que sigue visitando. Lo hizo para recibir el premio a la excelencia educativa Rita Lecumberri de manos de las autoridades educativas, entre ellos el ministro de Educación, Freddy Peñafiel.

“Fue muy emocionante. En casa vimos que el esfuerzo ya fue reflejado”, cuenta durante un breve receso en su taller. “Mi mamá siempre me impulsó a superarme, a ponerme metas”, dice convencida.

Una de sus metas es estudiar fuera del país, un anhelo que compartió con las autoridades educativas el día de la premiación y de las que, cuenta con esperanza, aguarda una respuesta. Es un sueño que no piensa perder, aunque por ahora decidió tomar el cupo que ganó para seguir la carrera de Ingeniería en Marketing, en la Universidad de Guayaquil. “He averiguado en algunas universidades de México. Quería irme para allá, pero por problemas económicos no pude”.

Las dificultades económicas no se han alejado de su casa, pero tampoco han sido un obstáculo. Desde pequeña, Gabriela ha acumulado triunfos: en la escuela fue abanderada; en el colegio, año tras año, fue comandante de curso; también fue presidenta del Consejo Estudiantil, mejor bachiller y, nuevamente, abanderada.

Todos sus logros los ha compartido con Jaqueline Maire, su mamá, y Fanny Maire, su abuela, quienes a diario madrugan para preparar los almuerzos que venden para mantener el hogar. También comparte su alegría con sus hermanas Denisse, de 12 años; y Danna, de 3, para quienes es un ejemplo.

Con su padre ha hablado pocas veces desde que se alejó del hogar. “Mis padres se separaron cuando era pequeña. Fue algo doloroso, pero también me hizo fuerte”.

Por sus excelentes calificaciones logró terminar el colegio gracias a las becas que ganó continuamente. “Fue un estímulo a su esfuerzo”, comenta la rectora Catalina Cuesta, quien ahora intenta que la joven obtenga un reconocimiento adicional.

El plantel envió una carta al Municipio de Guayaquil, solicitando que Gabriela sea incluida en el programa Jóvenes Ejemplares, que premió a los mejores bachilleres de la ciudad con casas y computadoras. “Si bien este no es un colegio fiscal ni fiscomisional, el puntaje que ha obtenido merece un premio adicional, al menos una laptop. Aunque ella anhela conseguir una beca para estudiar en el exterior”.

Gabriela es creativa y fue la alumna más destacada del bachillerato en Administración de Sistemas de su plantel. Habla con pasión de la publicidad, de la importancia de la presentación y la imagen del producto y del neuromarketing, una especialidad de vanguardia que busca dejar una huella profunda y de utilidad en la mente del consumidor. Por eso se inclinó por el marketing. Pero también sueña con tener un negocio propio de organización de eventos, para ayudar a su madre.

Por ahora, las mañanas las dedica a la universidad. Y en las tardes está comprometida con las tutorías en el colegio donde ahora su hermana Denisse también será becaria.

Hace dos semanas dirigió algunos ejercicios de razonamiento abstracto para entrenar a los alumnos que darán la Ser Bachiller, prueba que desde este año se unificará con el Examen Nacional de Educación Superior (ENES). Parte de esos chicos, con quienes ahora interactúan en el taller, la acompañaron el día de la premiación.

“También quieren sacar una buena nota -dice-; y yo los motivo. Estos días son estresantes para ellos, porque se quedan después de clases y hasta vienen los fines de semana. Así que conversamos, hablamos sobre el tema, nos concentramos, pero también lo tomamos de forma relajada”.

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