El exceso de dulces incrementa en los niños el riesgo de caries, dolores estomacales y de desarrollar sobrepeso u obesidad. Foto: Archivo
En la dosificación de la ingesta de golosinas está la clave para que los más pequeños del hogar prevengan dolores estomacales durante las fiestas de Navidad y fin de año. Además, eso servirá para no desarrollar caries y enfermedades no transmisibles como la obesidad y sobrepeso.
La nutricionista María José Holguín cuenta que la alteración en las medidas corporales ocurre porque los chicles, caramelos, chocolates contienen gran cantidad de azúcar añadida, la misma que con el paso del tiempo y el sedentarismo se convierte en grasa.
Holguín añade que la ingesta de dulces es común entre los niños y que está bien mientras mantengan una dieta saludable, es decir, baja en sal, azúcar y grasas saturadas. “Los dulces forman parte de la infancia. No les podemos prohibir, pero sí controlar y fomentar hábitos alimenticios y de higiene”.
Una forma de dosificar la ingesta de esos productos es compartiendo la funda de chocolates o paquete de galletas entre amigos o familiares, pues un chocolate de 52.7 gramos
– de los tradicionales- contiene 27% gramos de azúcar, la mitad de lo sugerido por la Organización Mundial de la Salud.
El consejo de ese organismo para mantener una vida saludable es consumir hasta 12 cucharaditas de azúcar al día. Esa cantidad representa el 10% del total de las calorías.
Un adulto promedio, por lo general, consume entre 1 800 y 2 000 calorías. Es decir que podría incorporar en su dieta hasta 50 gramos de azúcar.
En el caso de los niños, la recomendación es consumir hasta 37 g. Es importante recordar que ese producto está, sobre todo, en las golosinas, pero también en jugos, gaseosas, pasteles. Un vaso de 250 mililitros de gaseosa, por ejemplo, contiene 30 gramos de azúcar.
Las caries, en cambio, aparecen porque las bacterias eliminan ácidos -tras la ingesta de dulces- que afectan el esmalte de las piezas dentales.
Por esa razón, la ortodoncista Patricia Ramos sugiere una limpieza exhaustiva. Lo ideal, añade, es cepillar los dientes tres veces al día. “Pero estaría bastante bien si lo hacen en la mañana y noche”, apunta.
Los más pequeños pueden saltarse el cepillado de la tarde, pero jamás el de la noche, pues ahí es cuando el nivel de la saliva baja y las bacterias atacan a los dientes y muelas.
Cada cepillada debe durar entre dos y tres minutos, como mínimo, pues el niño o adulto debe recorrer cada pieza y lengua con el cepillo, de preferencia, de cerdas suaves. Así evitará lesionar a las encías.
El kit de limpieza debe estar compuesto por un cepillo, pasta dental, hilo y enjuague bucal, libre de alcohol. El hilo es fundamental, pues elimina los residuos de comida que se acumulan entre los dientes.
Para que la funda de caramelos sea más nutritiva, Holguín sugiere incorporarle funditas con frutos secos, frutas deshidratadas o chocolate con un porcentaje de cacao de alrededor del 70% o superior.
A diferencia del chocolate común, el sugerido contiene antioxidantes, cuya función es la de retardar los efectos del envejecimiento.
La ortodoncista Ramos, en cambio, sugiere retirar de las fundas las gomitas, los chicles o los productos que contienen ácidos, saborizantes, pues son los preferidos por las bacterias que causan las caries.
Esas golosinas se pegan en la superficie de los dientes y se esconden entre las muelas, con lo cual aumenta el riesgo de adquirir caries interproximales. Lo mismo sucede con los chicles, que incluso tienen el ‘poder’ para desprender los empastes dentales.