“Desde el Núcleo de Pichincha vamos a desatar procesos culturales”, asegura Francisco Ordóñez. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Francisco Ordóñez es periodista y comunicador social. Tiene estudios en Ecuador y Alemania. Fue Presidente del Colegio de Periodistas de Pichincha y la Asociación de Prensa Extranjera. Dirigió Telesur en Ecuador. Es el autor del libro ‘Asamblea, Democracia, Medios de Comunicación’. Desde septiembre de 2016 es Director de Gestión de Comunicación Social de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. El viernes 5 de mayo fue elegido como el primer Director del Núcleo de Pichincha de esta institución.
¿Cuál es su visión de cultura y de gestión cultural?
Para mí la cultura es un eje transversal de todo proceso social. Es el espíritu que mueve y dinamiza a una sociedad. Creo que hay que mirarla en su globalidad y no solo desde la perspectiva del mercado. La gestión cultural implica una manera de administrar la cultura para que las personas puedan acceder a sus derechos culturales. El gestor cultural se convierte en un facilitador para ese acceso.
A diferencia del resto de directores de los núcleos provinciales, usted tiene que empezar el trabajo desde cero porque es la primera vez que se activa el Núcleo de Pichincha, ¿cuáles serán las prioridades de su gestión?
La prioridad es trazar una agenda que involucra dos cosas: la incorporación de todos los sectores culturales de la provincia y armar consejos consultivos para armar esas agendas. Empezar de cero es una oportunidad y también un problema. Hasta el momento no se crea el cargo de director del Núcleo de Pichincha. El trámite está demorado en el Ministerio de Trabajo, de Cultura y de Finanzas.
¿Qué trabajo van a desempeñar estos consejos consultivos?
Los integrantes de estos consejos serán los interlocutores entre el directorio del núcleo y la Asamblea Provincial de Pichincha, que pensamos organizar en las siguientes semanas. La Asamblea será el máximo poder de este gobierno cultural.
¿Cómo lograr que el Núcleo de Pichincha no se convierta en un espacio donde solo se organicen espectáculos y, en su lugar, articule el trabajo de actores y gestores?
Creemos que la Casa de la Cultura debe organizar espectáculos pero, sobre todo, lo que debe hacer es desatar procesos culturales en la provincia. Una de las acciones concretas que vamos a poner en marcha está relacionada al tema de las bibliotecas que están en las parroquias. Las vamos a unir a la red de bibliotecas de la CCE para que tengan acceso, a través de Internet, a los cerca de 100 000 títulos que tiene la Biblioteca Nacional.
Una de sus banderas de campaña fue la defensa de la autonomía de la CCE, ¿cómo defenderla si en la Ley Orgánica de Cultura ya se establece que el Ministerio de Cultura será la entidad que dicte las políticas de la institución?
Estamos absolutamente decididos a reformar la ley porque tiene varias contradicciones. En el artículo 151 le otorga autonomía administrativa y financiera, mientras que en el artículo 26 dice que será el Ministerio de Cultura el encargado de elaborar la reglamentación y definir los presupuestos. Vamos a proponer que la autonomía se haga efectiva. Que desde la CCE se puedan hacer los reglamentos y procesar los presupuestos. Lo que dice la ley condiciona la libertad de creación.
Usted propuso la creación de extensiones, centros culturales y talleres literarios en toda la provincia, ¿cómo va a financiar estos proyectos?
En la actualidad ya existen cuatro extensiones y cuatro centros culturales en la provincia pero estos no son suficientes. Lo que vamos a hacer es trabajar con los GAD a escala cantonal y parroquial para incorporar nuevos espacios. En San Antonio de Pichincha ya existe un centro cultural coordinado por la CCE. Ese va a ser un modelo para extenderlo a otras parroquias.
¿Se va a revisar la administración de las extensiones que ya existen?
Ese es un tema complicado porque las extensiones, básicamente, funcionan a través de trabajo voluntario. Esperamos crear una base económica que permita mejorar su funcionamiento.
Uno de los retos de este núcleo es el trabajo con sectores que históricamente han estado alejados de la CCE, como los artistas emergentes o conceptuales, ¿cómo se tenderá puentes con estos otros sectores?
Precisamente a través de Tinku (un colectivo que apoyó su candidatura) se está coordinando el trabajo con estos sectores. En Tinku hay colectivos de roqueros, hoperos, artistas emergentes y gestores culturales con los que vamos a partir nuestro trabajo en este sector. En nuestra administración las culturas juveniles serán una prioridad.
¿Se va a trabajar en investigación y experimentación artística?
Me parece que eso es fundamental pero hay que ver hasta dónde nos llegan las sábanas. Queremos impulsar una televisión y una radio de mejor calidad. Para el trabajo de investigación vamos a proponer diálogos con el Centro de Arte Contemporáneo, espacios como ese tienen que estar trabajando con nosotros.
¿Dónde funcionará administrativamente el Núcleo de Pichincha y cuál será su presupuesto?
Eso todavía es un misterio. Por el momento pensamos que debemos funcionar desde las instalaciones de la matriz pero también hay la propuesta de crear un espacio en el sur o el norte de la ciudad porque hay una centralidad en este sector. No sabemos cuál va a ser el presupuesto porque los ministerios de Trabajo y de Cultura todavía no aprueban la nueva estructura orgánica de la CCE. No sabemos con qué se queda la matriz y el núcleo.