Uno de los propósitos de este encuentro es impulsar el turismo musical y dancístico en Chimborazo. Foto: cortesía GAD de Chimborazo.
Un festival intercultural de danza folclórica cerró la agenda de celebraciones por los 199 años de emancipación política de Riobamba. 12 agrupaciones juveniles homenajearon a la ciudad con sus bailes cada fin de semana de noviembre.
El festival fue organizado por el Gobierno Provincial de Chimborazo y la Asociación de Danzas de Chimborazo, con el objetivo de difundir y crear vitrinas para el talento local y promover la interculturalidad a través del intercambio de tradiciones.
El sábado pasado, el evento concluyó con la participación de Kuri Danza Ecuador, Kapak Urku y el Ballet Sangre Joven. Hubo al menos 40 bailarines en escena que mostraron tradiciones como los rituales funerarios, el enamoramiento indígena, las fiestas populares que surgieron durante el mestizaje y la celebración del Inti Raymi en Cayambe, en el norte del país.
“Necesitamos más espacios para difundir la investigación cultural que hacemos desde la danza. En Riobamba hay mucho talento y jóvenes que buscan mostrarlo a la ciudad y al país”, dijo Ángel Tapia, presidente de la Asociación de Danzas de Chimborazo.
Él también es el director del Ballet Kapak Urku, un grupo con cerca de 10 años de trayectoria artística. El Ballet está integrado por 30 jóvenes de entre 15 y 29 años.
Ellos representaron a los pueblos montuvios en sus coreografías. Una de las más aplaudidas por el público fue el baile de la botella, originario del pueblo del Chota.
Las mujeres, quienes lucieron polleras y blusas blancas, se destacaron por su habilidad para equilibrar sobre sus cabezas botellas de vidrio mientras bailaban moviendo sus caderas al son de la música.
El baile muestra la tradición afrodescendiente del enamoramiento, y usualmente se baila durante festejos como matrimonios y bautizos.
El enamoramiento indígena, en Chimborazo, también se mostró en las coreografías. Los bailarines de Kuri Danza Ecuador expusieron las costumbres en las comunidades que se identifican con la etnia Puruhá.
En esa provincia, el cortejo se inicia en las mingas comunitarias y en las cosechas. Los jóvenes molestan a las chicas solteras lanzando granos o pequeñas piedras a sus sombreros, mientras ellas trabajan en las faenas del campo.
Cuando una joven acepta cargar el poncho de un hombre mientras avanza la minga, la comunidad y los familiares de los novios saben que ella aceptó el cortejo y que se preparará un matrimonio.
“Conocer estas tradiciones a través de los bailes es interesante y mágico. Asistí a tres de las cuatro funciones y aprendí más de las culturas del país”, dijo Alexandra Heredia, una de las espectadoras.
Según Juan Pablo Cruz, prefecto de Chimborazo, otro objetivo del festival es promover el turismo en la provincia.