La industria farmacéutica cree en una vacuna en 2020 contra el coronavirus

Los expertos estiman que a finales del 2020 el mundo podría contar con una vacuna contra el coronavirus. Foto: AFP

Los expertos estiman que a finales del 2020 el mundo podría contar con una vacuna contra el coronavirus. Foto: AFP

Los expertos estiman que a finales del 2020 el mundo podría contar con una vacuna contra el coronavirus. Foto: AFP

¿Es posible una vacuna contra el nuevo coronavirus en 2020? Los directivos de la industria farmacéutica son optimistas, pero advierten que los desafíos serán “colosales” para producir y distribuir los miles de millones de dosis necesarias.

Un centenar de laboratorios de todo el mundo libran una carrera contrarreloj para lograr una o varias vacunas contra el nuevo coronavirus. De ellos, diez han llegado a la fase de ensayos humanos.

“La esperanza de mucha gente es que tendremos una vacuna, quizá varias, de aquí a fin de año”, indicó Pascal Soriot, director general de AstraZeneca, el jueves 28 de mayo del 2020 en rueda de prensa virtual.

La empresa británica está asociada a la Universidad de Oxford para la fabricación y la distribución en todo el mundo de la próxima vacuna.

Albert Bourla, jefe de Pfizer, que lleva a cabo ensayos clínicos con la sociedad alemana Biontech, también cree posible una vacuna antes de 2021.

“Si todo va bien, y las estrellas se alinean, tendremos suficientes pruebas de seguridad y eficacia para poder (...) tener una vacuna hacia fin de octubre”, dijo.

Varios años suelen ser necesarios para poner en el mercado una vacuna, pero ante la pandemia de covid-19 las vacunas experimentales consideradas seguras y eficaces podrían lanzarse en plazoscord.

La Federación Internacional de la Industria del Medicamento (Ifpma) advierte, no obstante, que la producción y la distribución de vacunas se enfrenta a desafíos “colosales”.

Contrarreloj

Uno de ellos, paradójico, es que los índices de transmisión del virus declinen rápidamente en Europa, donde se llevan a cabo varios ensayos médicos.

Esos índices serán demasiado débiles para constatar sus efectos en un medio natural, se inquieta Soriot, y destaca que los estudios en los que los voluntarios se exponen intencionalmente al virus para medir la eficacia de una vacuna, no son aceptables éticamente en el caso de la covid-19. “No tenemos mucho tiempo”, menciona.

El nuevo coronavirus ha causado más de 360 000 muertos y contaminado al menos a 5,8 millones de personas desde su aparición en China a fines de diciembre.

El mundo va a necesitar dos dosis de vacuna por persona, es decir 15 000 millones según algunas estimaciones, un verdadero rompecabezas logístico, recuerda el director de la Ifpma, Thomas Cueni.

La industria farmacéutica se ha comprometido a garantizar una distribución equitativa de la o las vacunas validadas, pero “no tendremos las cantidades necesarias el primer día, incluso trabajando a marchas forzadas”, admite Cueni.

En cuanto esté disponible una vacuna, habrá que colocarla en frasquitos de cristal. Pero “no hay bastantes frasquitos en el mundo” señala Soriot. AstraZeneca y otros grupos estudian la posibilidad de almacenar varias dosis por recipiente.

Proteger la propiedad intelectual

Paul Stoffels, número dos y director científico de Johnson and Johnson, agrega que si 15 000 millones de dosis fueran necesarias, varias vacunas deberían ser autorizadas para satisfacer la demanda inicial.

“Todas las vacunas podrían no convenir a todo el mundo en función de sus características”, subrayó.

En particular porque algunas vacunas exigen ser almacenadas a muy baja temperatura, lo que no es posible en todas partes.

Aunque reconocen el imperativo de una distribución universal de la vacuna, los jefes de la industria farmacéutica son unánimes en defender la propiedad intelectual sobre sus innovaciones.

Esta “es absolutamente fundamental en nuestro sector”, asegura la presidenta de GSK, Emma Walmsley.

Los laboratorios invierten miles de millones, sin estar seguros de recuperar el dinero, según Soriot. “Si no se protege la propiedad intelectual, nadie tendrá interés en innovar”, consideró.

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