El robo de datos personales de 87 millones de usuarios desnudó su política de hacer negocios. Clientes y gobiernos preparan acciones.
Desde que estalló el escándalo de credibilidad en Facebook, hace tres semanas, el valor de la empresa se ha depreciado un 15%. En los nueve primeros días perdió USD 73 500 millones.
Es una montaña de dinero, que incluso supera la fortuna personal del propio creador de Facebook, Mark Zuckerberg, un joven multimillonario que ocupa el quinto lugar en la lista de Forbes sobre las personas más ricas del planeta, con una fortuna de USD 71 000 millones. Si se quiere una comparación más local, equivale a un 70% de lo que produce anualmente un país como Ecuador.
El Director de la red social más popular del mundo se enfrenta en la actualidad a un desafío que pudiera cambiar el enfoque de su negocio. Por un lado necesita recuperar la confianza de los usuarios para que el precio de sus acciones vuelva a crecer, pero por otro tendrá que sujetarse a regulaciones y demandas de usuarios sobre transparencia.
La crisis de Facebook, cuyo valor ronda los USD 500 000 millones, comenzó luego de que se hiciera público el robo de datos de 87 millones de usuarios de esta red social. Este dato, que de por sí ya era escandaloso, adquirió mayores dimensiones cuando se conoció que la compañía que obtuvo esos datos fue Cambridge Analytica, una consultora política vinculada con la campaña presidencial de Donald Trump, hace un par de años.
A raíz del robo de información, los países no solo empezaron a pedir explicaciones a Zuckerberg sino que hoy evalúan regulaciones que pudieran extenderse a otras compañías del sector.
Facebook está actualmente en la mira de los reguladores de Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, España, México e Israel. Las demandas de información han proliferado y eso puede seguir minando su reputación.
El regulador británico encargado de la protección de datos (ICO) anunció esta semana que está investigando a 30 organizaciones, entre ellas a Facebook, por usar la información personal de usuarios con fines políticos.
La Agencia Española de Protección de Datos abrió una investigación por el posible robo de datos de
137 000 usuarios de Facebook en España. En Brasil, los fiscales federales también abrieron un proceso para determinar si Cambridge Analytica utilizó ilegalmente datos personales de los brasileños.
A raíz del escándalo, Facebook ha proyectado la imagen de una empresa que se aprovecha de la información de sus usuarios y por eso requiere de fuertes controles.
Pero esa reputación se ha construido a lo largo de varios años, básicamente por su política comercial. La revista The Economist señaló esta semana que el negocio de Facebook se basa en tres elementos: mantener a los usuarios pegados a sus pantallas, recopilar datos sobre su comportamiento y convencer a los anunciantes de pagar miles de millones de dólares para llegar a ellos con anuncios orientados.
Con ese modelo de negocio, la empresa tiene el incentivo de promocionar material que llame la atención para vender anuncios a cualquier persona. Eso explica las miles de aplicaciones que mantienen entretenidos a los usuarios frente al computador, tablet o celular.
Y precisamente, a una de estas aplicaciones de cuestionarios respondieron
300 000 personas, que a su vez tenían 87 millones de amigos de Facebook.
Los datos sobre todas estas personas terminaron en Cambridge Analytica, que pudo crear una gran base de datos antes de ser contratada para la campaña del actual presidente de EE.UU.
Los críticos de Facebook se preguntan si en las elecciones presidenciales fue posible influir en el voto de los estadounidenses a través de publicidad orientada en Facebook. Y, en Europa, también se cuestionan si algo similar pudo ocurrir en la consulta popular sobre el Brexit, que terminó con la separación de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Este viernes, la Comisión Europea dijo que los datos personales de hasta 2,7 millones de usuarios europeos de Facebook pudieron ser trasmitidos de “forma inapropiada” a la firma británica Cambridge Analytica.
Facebook sabía que esto sucedía desde el 2014, y no hizo nada para informar a sus usuarios, tal vez porque estaba concentrada en hacer más negocios con la información de los usuarios.
Y vaya que tiene información. Los textos y las fotos que una persona mira, los contactos con los que interactúa, la duración y frecuencia de esa actividad, la forma de mover el mouse, el número de tarjeta de crédito o la información del celular o computadora son parte de los datos que Facebook recolecta de sus usuarios.
También recoge datos sobre los dispositivos a través de los cuales las personas usan la plataforma o cualquiera de sus otras empresas como WhatsApp, Instagram, Messenger u Oculus. Además, y aquí reside su modelo de negocio, los emplea para crear perfiles y segmentar a la audiencia, que de forma anónima pone a disposición de los anunciantes, según una nota del diario El Clarín.
Para la ministra de Justicia de Alemania, Katarina Barley, Facebook es una red de la no transparencia, donde las convicciones éticas se sacrifican en favor de las convicciones comerciales.
¿Cómo cambiar a Facebook? Para unos, la salida está en abandonar esta red social, para lo cual se creó el movimiento #DeleteFacebook. Sin embargo, eso no garantiza que la información de los usuarios sea eliminada.
Para otros, la salida está en presionar más a Zuckerberg y a los dueños de las otras redes sociales para que modifiquen sus políticas comerciales, so pena de endurecer las regulaciones. Y no solo eso, se necesita transparentar el acceso a la información que estas compañías manejan sobre los usuarios, quienes debieran recibir parte de las ganancias. Al fin y al cabo, la información personal de los usuarios es la que da valor a la compañía cuando es comercializada.