Hernán Zúñiga junto a dos obras creadas en la pantalla de su celular. Un fragmento de ‘Burdel’, en acrílico sobre tela. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO
La violencia gestual de la pincelada, las facciones de los rostros y los cuerpos pergeñados de forma agresiva, hasta rozar la deformidad o lo monstruoso, marcan las obras de más grande formato de la exposición ‘Hermano oficio, expresionismo latinoamericano’ en el Museo Antropológico de Arte Contemporáneo (MAAC). En esta muestra hayuna paleta de colores que tienden al espectro más oscuro de los ocres, negros y grises.
Las tres pinturas de gran formato, de autoría de Hernán Zúñiga y trabajadas en acrílico sobre lienzo, abren el recorrido de la exposición. Esta es una selección antológica de obras del artista ecuatoriano Hernán Zúñiga y del chileno Ginés Contreras, radicado en Ecuador desde 1978. Y lo que los hermana, además del neoexpresionismo, es la gráfica, el uso de las técnicas del grabado, en diálogo con recursos tecnológicos de su tiempo.
Contreras experimentó por ejemplo con el uso gráfico de la fotocopia. El pintor y grabador chileno de 97 años, homenajeado en la muestra, trabajó por más de tres décadas como docente de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil.
Las obras del artista están trabajadas en tonos grises, negros y otros. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO
La experimentación de las técnicas del grabado tradicional se torna más radical en el artista guayaquileño. Zúñiga exhibe coloridas piezas, dibujadas y coloreadas de su teléfono inteligente, luego impresas en tela en técnica mixta de ‘finger screem’ (dedo en pantalla) y acrílico. El trazo del dedo se nota en el contorno negro de los rostros y los cuerpos.
El desencanto marcó a una generación que encontró en el expresionismo y el feísmo la intensidad para exaltar sentimientos y sensaciones con respecto a la a marginalidad, según Zúñiga, docente y director del Taller de Gráfica de la Universidad de las Artes (UArtes). “El estilo figurativo neoexpresionista fue la impronta iconográfica de mi generación, una alternativa y una respuesta al indigenismo y al realismo social que nos antecedió”, dijo.
El ‘Barroco guayaco’, como el pintor y grabador llama a un estilo inspirado en el imaginario de la cultura popular y el lenguaje de lo marginal en Guayaquil, encuentra nuevas resonancias en el trópico que evocan las obras elaboradas con el dedo sobre la pantalla del celular. Con esa misma técnica, Zúñiga toma fotos representativas de 53 años de carrera para reconvertirlas a digital, en versión gráfica, en una suerte de retrospectiva de su obra. La técnica bebe del estampado en tela y la serigrafía. Muchas de esas impresiones en tela son retocadas luego con pintura acrílica.