El judío errante, escultura en cerámica, una de las piezas de la muestra Sobre la eternidad, que Ricardo Coello Gilbert exhibe en NoMínimo (Samborondón). Foto: Cortesía NoMínimo
En tres de los evangelios Jesús asegura en una prédica que el Reino de los Cielos está tan cerca que algunos de los allí presentes “no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino”. El artista guayaquileño Ricardo Coello Gilbert recrea en una escultura a un hombre que no puede morir desde aquellos tiempos con tal de que se cumpla con la palabra de Dios.
El judío errante (Mateo 16,28. Marco 9,1. Lucas 9,27), en cerámica, ramas muertas y tierra, presenta una figura masculina caminando sobre una esfera que alude a ese recorrido infinito. Se trata de una de las obras de la muestra ‘Sobre la eternidad’, la cuarta individual de Coello Gilbert, abierta hasta el 17 de julio en la Galería NoMínimo (Plaza Lagos, Samborondón).
Las piezas de la muestra (dibujos, pintura e instalaciones), de elaboración reciente, reflexionan sobre la temporalidad de la vida o “la fragilidad de grandes mitos religiosos”, con aparentes fraudes y falacias, e incluso con impostores y ficciones personales del artista.
La obra Ascendentes (Mateo 1) presenta una gran piedra sobre una Biblia cerrada de la que salen 42 hilos sujetas a la pared. La idea surgió, según el artista, del inicio del Nuevo Testamento donde Mateo determina la genealogía de Jesucristo mediante el árbol de antepasados de José, descendiente de Abraham, “marido de María, de la cual nació Jesús”.
“Hay una incongruencia en ese relato, porque sabemos que Jesús nació de una Virgen, y no es producto de la sangre de José”, indica Coello, de 35 años, a quien más que desmitificar estas historias le interesa lo que pueden aportar sobre el tema de la mortalidad.
En otras piezas el artista pasa a ser el papel de impostor creando narraciones que pretenden ser reales. Es el caso de la serie de seis dibujos ‘Relatos de la imposteridad’, en lápiz sobre papel, con elementos como cortezas, semillas y ramas secas.
Se trata de retratos que parecen salidos de un libro con personajes a los que el autor les inventa, con pequeños textos, una historia. Son relatos sobre personas que han obtenido fama momentánea y que luego se han descubierto como fraudes y falacias, dice. “Me interesaba el tema de que el nombre de alguien pase a la posteridad”.