La exposición permanecerá abierta dese el 15 de octubre hasta el 18 de enero en la National Gallery en Londres. Foto: EFE.
La explosión de creatividad y la técnica artística de los últimos años del pintor holandés Rembrandt centran una exposición de la National Gallery de Londres, que muestra algunos de sus autorretratos, dibujos y grabados más conocidos.
Titulada ‘Rembrandt: obra tardía’, la muestra, que abre mañana (15 de octubre) y podrá ser vista hasta el próximo 18 de enero, es un estudio en profundidad sobre esos últimos trabajos, que destacan por el empleo de la luz, así como la expresión de la intimidad.
Repartida en siete pequeñas salas, la National Gallery muestra cuarenta pinturas, veinte dibujos y treinta grabados de Rembrandt (1606-1669), procedentes de su colección permanente y también de otros museos, entre ellos el Reijksmuseum de Amsterdam, la Royal Academy of Arts de Suecia y el Museo Británico.
La primera sala está dedicada a varios de los conocidos autorretratos de Rembrandt, como Autorretrato como el apóstol Pablo (1661) y Autorretrato a la edad de 63 (1669). En vez de disminuir con la edad, la creatividad del pintor experimentó una nueva energía en los últimos años de su vida, según la National Gallery, que considera que esta muestra ayudará a conocer mejor la “pasión, la emoción y la innovación” de Rembrandt.
La comisaria de la exposición, Betsy Wieseman, dijo hoy (14 de octubre) a Efe que la galería decidió centrarse en los últimos años porque fueron momentos “interesantes, dramáticos e intensos”, y también porque “nunca hubo una exhibición sobre sus últimos trabajos“. En opinión de la comisaria, se trata de “uno de los periodos más importantes de Rembrandt” porque “creemos que él sabía lo que quería y se escuchaba a sí mismo, en vez de escuchar a otras personas”.
Desde la década de 1650 hasta su muerte, Rembrandt buscó un nuevo estilo, más expresivo y profundo, por lo que manipuló técnicas pictóricas para dotar a temas tradicionales una interpretación nueva, como se puede apreciar en los últimos trabajos, entre ellos El apóstol Simon (1661) y El apóstol Bartolomé (1657).
“Incluso tres siglos y medio después de su muerte, Rembrandt continúa asombrando y sorprendiendo. Su creatividad técnica y su profundo conocimiento de las emociones son tan frescos y relevantes hoy como lo fueron en el siglo XVII”, dijo Wieseman.
La muestra pretende además reflejar la versatilidad de su maestría, lo que le permitió a Rembrandt convertirse en uno de los grandes maestros de la pintura y el grabado. Las ideas que más le preocupaban en sus últimos años eran el conocimiento de sí mismo y la observación de la vida cotidiana, así como las expresiones de intimidad, conflicto y reconciliación.
La exposición ofrece, además, una nueva percepción de algunas de las obras más representativas de Rembrandt, como Los síndicos de los pañeros de Amsterdam, más conocido como Los síndicos, donde se revela su capacidad para combinar la luz y la sombra, el color y las texturas para otorgar fuerza visual a un retrato tradicional.
Entre las obras figuran Anciana Leyendo, Hombre con armadura, Joven durmiendo, Retrato de un hombre rubio, El suicidio de Lucrecia o Mujer bañándose en un arroyo. Entre sus trabajos que se exponen figuran varios grabados en poder del Museo Británico que muestran la habilidad de Rembrandt en el uso de la técnica para lograr efectos únicos.
La creatividad de Rembrandt influyó en muchos grabadores, pintores y dibujantes de las generaciones que le sucedieron.
Una de las obras más destacadas es La novia judía, que muestra el afecto de una pareja con especial sensibilidad. Según la National Gallery, cuando Vincent Van Gogh vio este cuadro por primera vez en 1885, confesó a un amigo que no dudaría en dar diez años de su vida a cambio de sentarse ante el cuadro durante dos semanas con solo un pedazo de pan seco como comida.