La temporada del Parque Histórico arrancó el 13 de noviembre y estará hasta el 15 de febrero, con funciones de viernes a domingo, de 19:30 a 22:30. Foto: Mario Faustos
La escena transcurre en una galería de la Casa Lavayen, frente a un balcón con las persianas abiertas hacia la noche del Guayas. Juan José Jaramillo saca una pistola y apunta a la cabeza del personaje de Alejandra Paredes, con quien sostiene en la pieza una discusión. El público, a dos metros, ve en la mirada del actor el convencimiento de que va a disparar.
La propuesta del Microteatro Guayaquil desdibuja los límites entre escenario y auditorio, por una “experiencia más íntima e intensa”, y se toma galerías, salones y habitaciones de la casa del Parque Histórico.
El Microteatro, que se inauguró en agosto del 2014 en los cuartos de una casa de Miraflores (norte de Guayaquil), “gana un nuevo espacio para la escena”, según Jaime Tamariz, director de Daemon e impulsor del teatro en la ciudad.
El formato de obras de alrededor de 15 minutos, para 15 personas, se muda por tres meses a la zona arquitectónica del Parque, ubicado en La Puntilla (Samborondón), pues la casa de Miraflores cerró de manera temporal. En ella, Daemon produce el musical ‘El Mago de Oz’,
que el Teatro Sánchez Aguilar estrenará esta semana.
La temporada del Parque Histórico arrancó el 13 de noviembre y estará hasta el 15 de febrero, con funciones de viernes a domingo, de 19:30 a 22:30.
“Se refuerza el criterio de que el microteatro es un modo de producción que se expande y se adapta a otros espacios. Nos presentamos en los pasillos de la Casa de la Cultura y vamos a llevarlo a otros lugares”, indica Tamariz. Analiza abrir una sucursal en el centro de la urbe y no descarta nuevas temporadas en el Parque Histórico.
Tamariz dirige ‘La marquesa de Larkspur Lotion’, una pieza de Tennessee Williams, con un elenco integrado por Marina Salvarezza, Alejandro Fajardo y Rocío Maruri. La pieza se devela como un tributo a Antón Chéjov y cuenta las discusiones entre una casera y la dueña de una plantación de caucho en Brasil.
La vehemencia de la interpretación de Salvarezza arrancó aplausos del público que vio, incluso de pie, la primera función del pasado viernes, en un cuarto de la casona.
Los arabescos -de dos y tres tonos- pintados en las paredes,
las antiguas ventanas de madera y las molduras de yeso de los muros y tumbados hacen parte de la escenografía de ‘El don del idilio’, de Juan José Jaramillo y Alejandra Paredes, una comedia sobre lo absurdo de las discusiones de pareja, dirigida por Julio César Andrade.
“Me encanta el lugar: es otra atmósfera y es una linda aventura. La casa tiene tantos ambientes, ninguno se parece a otro y mil historias se pueden contar”, dice Paredes.