El éxito de la banda más estable del rock

Los jovencísimos U2 en 1980, cuando debutaron en las perchas con su álbum ‘Boy’. Foto: Archivo

Los jovencísimos U2 en 1980, cuando debutaron en las perchas con su álbum ‘Boy’. Foto: Archivo

Los jovencísimos U2 en 1980, cuando debutaron en las perchas con su álbum ‘Boy’. Foto: Archivo

Pocos grupos de rock, o de lo que sea, pueden presumir la estabilidad de U2 y al mismo tiempo demostrar un permanente vigor creativo. A pesar de que su primer álbum apareció el 17 de octubre de 1980, el cuarteto resistió la erosión del tiempo. Siempre fue un grupo de primera categoría, incluso en los momentos en que la inspiración parecía llegar a su fin. U2 se dio modos para colocar canciones en walkmans, discmans, iPods y en streaming gracias a su inagotable búsqueda de la excelencia.

La base de su éxito radica en su alianza interna, a prueba de problemas y rencores. El cantante Bono (cuyo nombre real es Paul Hewson), el guitarrista The Edge (apodo de Dave Evans), el bajista Adam Clayton y el baterista Larry Mullen Jr. se han soportado más que cualquier matrimonio modelo. En ese lapso sacaron 14 álbumes de estudio y vendieron más de 170 millones de copias; emprendieron 20 giras, algunas de las más rentables de la historia de la música, y ganaron 22 Grammys, más que cualquier otro grupo. U2 es sinónimo de éxito.

Menos fama y dinero destruyeron a artistas que parecían más robustos y maduros que estos cuatro delgaduchos irlandeses que, en 1976, se juntaron gracias a un anuncio de Mullen Jr., quien buscaba formar un grupo sin mayor interés que el de tocar post-punk.

La alineación de U2, hoy: The Edge (guitarra, teclado y voz), Bono (voz principal y autor de las letras), Larry Mullen Jr. (batería) y Adam Clayton (bajo). Foto: Rolling Stone y Archivo

Todo pasó demasiado rápido, pues ganaron un concurso y el agente Paul McGuinness, lleno de emoción, abandonó al grupo The Straglers y se ofreció como representante. McGuinness, quien hasta hoy sigue siendo el mánager de U2, consiguió el contrato con la discográfica Island, la cual reclutó a estos chicos aún adolescentes y que no sabían si debían llamarse Feedback, The Hype o algo así. Island, filial de Universal, también es hasta hoy el sello de grabación del grupo.

La elección del nombre U2 no fue muy pensada: lo tomaron del avión espía Lockheed U-2 derribado por los soviéticos, pero pretendían cambiarlo más adelante. Como U2 en inglés se pronuncia ‘you too’ (tú también) o ‘you two’(ustedes dos), se produjo un ambiguo doble juego de palabras que le gustó al diseñador Steve Averill, quien creó la portada de ‘Boy’, el primer álbum, y prácticamente hizo perenne el nombre.

Lo que sí sabían al momento de grabar es que querían hacer canciones personales sobre la frenética búsqueda de identidad de los jóvenes, algo que los miembros de U2 experimentaban en sus propias vidas. Las canciones de ‘Boy’ hablan de amor floreciente, confusión y fe; un sincero reflejo del paso de la inocencia a la adultez. El productor Steve Lillywhite encauzó al grupo por el sendero de la disciplina al exigir compromiso, pero también por el de la creatividad. Por eso, Lillywhite también se constituyó en un colaborador permanente de la banda en estos 40 años.

El ascenso al estrellato es muy conocido por el público. U2 logró la consagración en 1987 gracias a ‘The Joshua Tree’, considerada su obra maestra y que también alcanzó el éxito comercial que los convirtió en millonarios. Número uno en Estados Unidos, las canciones en clave de himno With or Without You, I Still Haven’t Found What I’m Looking For y Where the Streets Have No Name reinaron en las radios y en MTV, y permitieron a U2 realizar una monumental gira que hizo del grupo un nombre imperial en la industria.

Bono, un barítono y frontman vigoroso y cautivador en el escenario, se dio cuenta del poder que adquirió U2 y asumió un papel mesiánico: “Como estrella del rock tengo dos instintos: quiero diversión y quiero cambiar el mundo. Tengo la oportunidad de hacer las dos cosas”. No era el primer artista que sentía culpa por el éxito (Sting y Phil Collins también buscaban ayudar a la gente), pero Bono se lanzó a peleas en grande. Exigió la condonación de la deuda externa de los países en desarrollo. Se entrevistó con presidentes de Estados Unidos, con el Papa y otros líderes. Apoyó a Amnistía Internacional y Greenpeace. Se lo nominó al Premio Nobel de la Paz. Muchos lo amaban.

Otros, en cambio, lo tacharon de insoportable, de ‘figureti’ y le echaron en cara que las obras sociales que ejecutaba su fundación generaban más gastos que los recursos que lograba reunir en sus eventos, algunos muy fastuosos. Y cayó mucho peor que Bono apoyara a la libre empresa como fórmula para acabar con la pobreza, postura capitalista que no suena muy afín al rock antisistema.

El grupo, pese al amarillismo que perseguía a Bono, se mantuvo unido. Dentro del estudio la prioridad siempre fue explorar y ensayar hasta el cansancio. Tras el descomunal éxito de un álbum emocional y abierto como ‘The Joshua Tree’, vino una etapa más críptica y experimental, para defenderse de las críticas que ridiculizaban tanto la dedicación artística del grupo como su labor social. De esa etapa se destaca el álbum ‘Achtung Baby’, otra de sus joyas más valoradas y populares.

En el siglo XXI, U2 ha optado por obras más emocionales, sin la épica del inicio, pero con más poética e intimidad. Su último trabajo, ‘Songs of Experience’ (2017), convirtió a U2 en el primer grupo en encabezar el ranking de Estados Unidos en cuatro décadas consecutivas.

Finalmente, la gloria de U2 no se explica sin sus gigantescas presentaciones, pues es la banda más taquillera de los últimos diez años. La gente acude a verlos por su sello de calidad tecnológica y su virtuosismo musical, pero también porque pocas canciones contienen tantas lágrimas y tanta entrega como With or Without You, su hit inmortal.

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