Este espacio cultural recibe a más de 30 visitantes al día entre turistas y alumnos. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.
El Museo Arqueológico de la Universidad de Cuenca es un espacio para aprender sobre las culturas que habitaron en Ecuador. En la actualidad, 190 piezas, entre utilitarias y empleadas en rituales, están en exhibición y fueron ubicadas en orden cronológico.
Hay incensarios, platos decorados, vasijas, entre otras, de los períodos precerámico, formativo, desarrollo regional, integración e inca. Es decir, desde 13 000 a.C. hasta 1534 d.C.
Adicionalmente, este museo tiene una reserva de 4 400 piezas arqueológicas, entre enteras y fragmentos. Es una colección completa de las diferentes culturas de la Costa, Sierra y Amazonía, como Narrio-Challuabamba, Chorrera, Cañari, Inca, Panzaleo, Puruhá, Manteña…
El 85% de la colección corresponde a piezas elaboradas en cerámica. El resto se distribuye entre elementos de piedra y metal. “Fueron piezas encontradas en diferentes épocas y lugares…”, según el museólogo Pablo Pesántez.
Los objetos más destacados son las Venus de Valdivia, los aríbalos incas, la cerámica negra de la cultura manteña, las puntas de flecha y las lanzas.
En 1982, la Universidad de Cuenca compró la colección al experto Juan Cordero. Posteriormente, fueron catalogadas y desde 1999 están en exhibición con la creación del Museo Arqueológico, que funcionó inicialmente en el campus principal de este centro de estudios superiores.
El año pasado fue trasladado a las instalaciones de la Unidad de Cultural de esta universidad, que está ubicada en las inmediaciones del Barranco del río Tomebamba, uno de los principales sitios turísticos de la capital azuaya.
Por esa razón, este sitio es visitado al día por más de 30 turistas nacionales y extranjeros y hay recorridos programados con planteles educativos.
Pesántez señala que debido ala presencia de los estudiantes organizaron una exhibición cronológica para que ellos observen la evolución de la cerámica y de los acabados de los utensilios de las diferentes culturas. “Mostramos cómo fueron cambiando las puntas de las flechas en las diferentes épocas. Además, en los últimos períodos ya aparecieron vasijas, ollas… con una mejor elaboración, que incluyen pigmentos y decoraciones”.
El museo está abierto de lunes a viernes, desde las 08:00 hasta las 13:00 y de 15:00 a 18:00. No tiene costo y el recorrido dura unos 20 minutos.
La renovación de la exhibición de las piezas se realiza cada cinco meses. Desde hace dos meses, asegura Pesántez, desarrollan una propuesta de una nueva museografía. Las propuestas analizadas son centrarse en una sola cultura
o en máximo dos.
Pesántez dice que en el caso del mantenimiento se hace una limpieza superficial de las piezas en exhibición, porque están en buenas condiciones y están enteras. Hay otras que requieren de restauración y es un trabajo que se realiza paulatinamente. “Las que están en reserva también son limpiadas de manera periódica. La ventaja es que son piezas duraderas por el tipo de material y no tan delicadas como una escultura o un cuadro”.
Para la Unidad de Cultura, este Museo Arqueológico cumple la función vital de fomentar la cultura, difundir y transmitir a la sociedad el conocimiento de la historia, a través del fondo arqueológico que mantiene.
La intención es conservar el museo, mejorarlo y fortalecerlo, para enriquecer el patrimonio cultural del país, dice Rossana Encalada, de esta unidad. “Es esencial para preservar el conocimiento del ser humano en todos sus niveles…”.