Miembros de organizaciones a favor de los animales se concentraron y protestaron para mostrar su apoyo a la auxiliar madrileña contagiada y a su perro Excálibur, sacrificado. Foto: EFE
Teresa Romero, la auxiliar de enfermería española que se contagió del ébola en España después de limpiar la habitación del misionero Manuel García Viejio, podría haber superado los efectos del virus y sigue viva. Su mascota Excalibur, por otro lado, fue sacrificado.
En el caso del perro se optó por la muerte en lugar de la cuarentena. Según Felipe Vilas, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid no se podían arriesgar (a que el animal fuera una fuente de contagio y diseminación de la enfermedad).
La veterinaria Natalia Izurieta expresa que el término viene del griego ‘buen morir’ y se aplica en pacientes terminales o que por su edad han desarrollado graves trastornos que les producen sufrimiento. Así, ésta se presenta como una buena alternativa para evitar el dolor continuo en las mascotas.
Otra razón que hace a la eutanasia aceptable y necesaria, según lo establece la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales (WSPA por sus siglas en inglés), es que la mascota en cuestión presenta un riesgo significativo para la salud y seguridad humana o de otros animales.
En este sentido, Excalibur podía o no haberse contagiado. Nunca se efectuaron análisis y el diagnóstico jamás se sabrá con certeza. Dado que se desconocía su estado el perro fue ejecutado y no sometido a un proceso de eutanasia.
Paradójicamente, en Estados Unidos las autoridades sanitarias de Dallas iniciaron hoy, 20 de octubre de 2014, los análisis de orina y excrementos de Bentley, el perro de una de las enfermas contagiadas por ébola en esa ciudad, en busca de rastros del virus. Así lo informó la agencia EFE.
Desde que su dueña, Nina Pham, fue ingresada el pasado 10 de octubre, las autoridades se hicieron cargo del can y lo aislaron en unas instalaciones para el cuidado de animales. El periodo de aislamiento dura 21 días.
Mike Rawlings, alcalde de Dallas, explicó que los protocolos establecidos preveían no sacrificar al perro mientras no mostrara síntomas de ébola y tomaron en consideración que Bentley es muy importante para la paciente y quisieron que esté a salvo.
De esta manera, en el país norteamericano además de tomar en cuenta la opinión del dueño del animal realizaron el procedimiento adecuado previo a decidir si Bentley debe morir o no. Lo que no sucedió con Excalibur.
La eutanasia, como método de bienestar animal que se realiza bajo ciertos estándares, está reglamentada en gran parte de los países europeos (en España a nivel municipal) y según el veterinario Santiago Prado de Protección Animal Ecuador (PAE) es prohibida sin antes haber realizado un análisis pertinente del caso, que incluye una evaluación clínica y de comportamiento. Nuevamente, en el caso de Excalibur este parámetro no se cumplió.
La situación del perro español desentona en un ámbito en el que los dueños de las mascotas se animan a que se realicen procedimientos caros y difíciles, a agotar todos los recursos, para salvar a sus queridos compañeros. Antes (hace unos 10 años) según cuenta la doctora Izurieta era común que los propietarios de perros o gatos optaran por la opción más fácil, eutanizarlos, sin evaluar siquiera el resto de alternativas.
Ya que Excalibur no sufría, no sentía dolor, no tenía una enfermedad diagnosticada y su calidad de vida estaba en óptimas condiciones, su muerte aunque está relacionada con la eutanasia no puede ser considerada como tal. El término se aplica en el sentido en el que las autoridades se aseguraron de que su ejecución fuera indolora y rápida (parámetros estipulados por la WSPA).
Hoy al cumplirse 10 días del sacrificio del can a cargo de las autoridades españolas, Javier Limón– esposo de Romero, publicó una carta de homenaje a su compañero. Teresa, quien sigue internada, desconoce lo que pasó con su mascota.
En dicha carta, según consta en una publicación de El Clarín de Argentina, Limón le promete al animalito que se hará justicia por su muerte. Agrega que gente mala y sin sentimientos acabaron con él.
La decisión de sacrificar a Excalibur generó movilizaciones en 24 ciudades españolas y protestas de millones de usuarios en redes sociales. Además, el partido animalista PACMA presentó una querella contra el consejero de Sanidad de la ciudad por presunto delito de prevaricación al haber autorizado el sacrificio.
Los miembros del partido basan la acusación en el artículo 12 de la Ley de Protección Animal de la Comunidad de Madrid, que establece que se puede ordenar el internamiento, aislamiento y posterior ejecución de los animales de compañía solamente si se les hubiera diagnosticado enfermedades transmisibles.
A nivel local
En Quito, una ordenanza municipal reglamenta todo lo relaciona con la eutanasia animal. Así lo expresa el doctor Prado del PAE. Según explica el veterinario además de aplicarla en casos en los que el bienestar animal se ve vulnerado (enfermedades, dolor, etc.) también es utilizada cuando las mascotas son agresivas.
De hecho afirmó que hay un incremento en los procedimientos por esta causa, sin embargo, aclaró que solo se emplea después de realizar una evaluación de comportamiento y, como sucede con una enfermedad o accidente, cuando se han agotado todos los recursos (terapias, entrenamiento, adopción, etc.).
Al consultorio de la doctora Izurieta, Dogtor’s Cat, por su parte, llegan para este procedimiento sobretodo animales ancianos y con problemas degenerativos (la insuficiencia renal es uno de los trastornos más comunes que preceden a la eutanasia).
Natalia recuerda un caso particularmente difícil. Martín, un perro de la calle, llegó a sus manos después de haber sido atropellado. Tenía una grave lesión en una vértebra cervical y estaba totalmente paralizado.
La cirugía no era una opción y todos en su clínica llegaron a pensar en la eutanasia como opción de ‘buen morir’ y para evitarle un sufrimiento innecesario. A pesar el panorama negativo, Martín permaneció tres meses hospitalizado y de poco y gracias al tratamiento recuperó la movilidad. Ahora vive con una familia y es feliz.
La veterinaria cree que antes de pensar en la eutanasia hay que darle una oportunidad al animal “para ver como avanza y cómo”. Asimismo, considera al igual que el doctor Prado que éticamente está prohibido eutanizar a un animal sin el debido sustento clínico. Los veterinarios, de todo el mundo, se rigen por un código deontológico que determina cómo actuar en estos casos.