‘Eunice’, la ópera más vanguardista de Luis Humberto Salgado

Los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, en uno de  los ensayos

Los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, en uno de los ensayos

Los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, en uno de los ensayos. Foto: Cortesía de Javier Andrade

Roma, siglo I d. C. Eunice, una esclava que vive en Atenas, es trasladada a la casa de Petronio, un patricio romano que es parte del círculo de poder del emperador Nerón. En Roma, Eunice se convierte en una esclava liberta que se acerca al cristianismo y que alza su voz de protesta frente al autoritarismo del emperador, lo que desencadena una serie de acontecimientos trágicos para ella y sus personas cercanas.

Este pasaje de la vida de Eunice forma parte del primer acto de la ópera homónima escrita por el compositor ecuatoriano Luis Humberto Salgado, una pieza compuesta entre 1956 y 1962, que se estrenó ayer, en el Teatro Carlos Cueva Tamariz de Cuenca, bajo la dirección del maestro Michael Meissner, director de la Orquesta Sinfónica de Cuenca.

Para componer esta ópera, Salgado- el compositor ecuatoriano de música clásica más importante del siglo XX- se inspiró en el ‘Quo Vadis’ la novela escrita por el polaco Henryk Sienkiewich, en la que aparecen Vinicio y Ligia dos personajes con una entroncada historia de amor que también cobran vida en ‘Eunice’.

Esta ópera, que es parte de una trilogía compuesta por ‘El Centurión’ y ‘El Tribuno, es una muestra de que Salgado estaba a la altura de compositores de su época como Stravinski, Prokófiev, Shostakóvich, Bartók, Ponce, Revueltas, Villa-Lobos o Ginastera.

Para componer esta ópera, Salgado, quien siempre se caracterizó por incluir en sus composiciones raíces de la música ecuatoriana, tuvo como referente ‘El anillo del nibelungo’ de Richard Wagner. Meissner sostiene que para componer esta ópera, el ecuatoriano se basó en la técnica wagneriana que consiste en dar a cada uno de los personajes un leitmotiv (un motivo) musical que anuncia la entrada en escena.

“Este método permite -dice- que el público pueda diferenciar entre los coros y los distintos momentos de la obra, como el dueto de amor entre Vinicio y Ligia, la tristeza en el monólogos de Eunice, o las fanfarrias de Nerón”.

La diferencia radical entre la composición de Wagner y de Salgado está en el lenguaje musical que cada uno utiliza: el primero siempre apegado al romanticismo del siglo XIX y el segundo a las vanguardias del siglo XX, con técnicas muy atrevidas como la politonalidad y poliritmicidad musical. Meissner sostiene que uno de los méritos de Salgado en esta pieza es que “no ve hacia atrás, sino hacia el futuro”, lo que le permite entablar diálogos con sus contemporáneos.

Otras de las improntas de ‘Eunice’ es que la música y las acciones que se desarrollan en el escenario siempre están en concordancia tantos en los momentos de romance como en los conflictivos. Si en escena los personajes sufren, las composiciones de Salgado invitan a que el público viva ese sufrimiento sin importar que eso moleste o altere al espectador.

A Javier Andrade, el director escénico de esta ópera, lo que más le cautivó del libreto escrito por Salgado es su interés de convertir a Eunice, un personaje secundario en la historia de Sienkiewich, en la protagonista de su narrativa. “Me gusta la idea de que una persona, en este caso una esclava liberta, haga frente al absolutismo del poder que tenía Nerón”.

En la puesta en escena, esa lucha que la protagonista entabla contra el poder está poblada de elementos simbólicos de la Roma del I d.C. y de otros de la sociedad contemporánea, con el objetivo de entablar un diálogo con lo que sucede en la política global.

En el escenario, además de los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, están 11 solistas principales, 12 solistas suplentes y 70 coristas. La obra, que tiene una duración de dos horas, terminará su primera temporada mañana. Luego circulará por el país.

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