Las iglesias cristianas se sobrepusieron a los templos solares. Se mantuvieron los efectos solares. Fotos: Cortesía Quitsato y Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Durante el solsticio de diciembre, la ubicación del Sol con respecto a Quito provoca una parábola en el cielo y, en consecuencia, la iluminación entra por las cupulinas de las iglesias del Centro Histórico. En la Merced, por ejemplo, el Cristo del presbiterio queda iluminado.
Esto no es coincidencial, de acuerdo con Cristóbal Cobo, investigador de la astronomía antigua de Quito. Si bien las imágenes religiosas son las que se iluminan durante los solsticios, lo que interesa es la aplicación matemática en la arquitectura.
Explica que los concilios mandaban a construir iglesias sobre las construcciones indígenas. Entonces, lo cristiano se sobreponía a los templos solares ancestrales.
En la iglesia de San Francisco se comprobó lo anterior, pues se encontraron vestigios precoloniales durante las excavaciones para la construcción del Metro de Quito.
Pero no se sobrepusieron solo las construcciones religiosas, también el trazado urbano de Quito. “Siempre se presiona para que se entienda la historia desde un enfoque colonial”, dice e indica que la planimetría de la ciudad responde a dos alineamientos.
El primero toma al volcán Antisana y al volcán Pichincha como referencias, como en el caso de la calle Chile. El segundo eje va desde el Atacazo hasta el Yanahurco, como la García Moreno.
Para comprobar esto, Cobo realizó mediciones y usó programas satelitales para registrar los efectos lumínicos. “Las proyecciones en los solsticios de diciembre o junio obedecen a datos matemáticos inalterables”, asegura.
De su investigación se desprende que Quito es una ciudad solar, lo que le dio el nombre al estudio: ‘Quito Solar. Además, comprobó que no existe ningún otro lugar del mundo donde se evidencien los efectos lumínicos con la frecuencia que existen en Quito. Registró 55 en total.
Estos estudios son una “evolución en el entendimiento de nuestra historia e identidad”, reflexiona Cobo. El investigador cree que la historia de la capital ecuatoriana se quedó hasta ahora en especulaciones que no han ayudado al conocimiento de lo ancestral.
Cobo busca poner en valor el ordenamiento precolombino de la región, el uso del espacio y de la biodiversidad. También se visibiliza el conocimiento de la astronomía de los pueblos preincaicos. Lo anterior resultó en la creación de un calendario agrícola, que permitió desarrollar y mantener los alimentos que se conocen en la actualidad.
La investigación se plasmará en un libro llamado ‘Quito Solar’. La publicación está planificada para el solsticio de diciembre del 2019. Mientras tanto, en el solsticio de junio se realizarán rutas para observar los efectos lumínicos.