Carla Salgado (derecha) y Paola Vásquez(izq.) posan junto al vestido que diseñaron y elaboraron ecológicamente. Foto: Cortesía
Los discos compactos que ya no se usan, los tillos, las botellas, el papel , el cartón y el plástico tienen una segunda vida útil que no necesariamente es la elaboración de adornos o artesanías. Con algo de creatividad, estos materiales se transforman en ropa con el menor impacto ambiental.
Un ejemplo de ello es un vestido semiformal que diseñó Carla Salgado, alumna de segundo año de Bachillerato del
Colegio Martim Cereré, en el norte de Quito. La creación de la estudiante de 16 años participó en el concurso Recitraje 2014, que se realizó la semana pasada. Ella y Paola Vásquez, quien ayudó en la confección, obtuvieron el tercer lugar y ese fue el inicio para que las adolescentes conozcan que es posible una moda ecológica.
“Hasta antes del concurso, creía que era imposible que una persona pudiera vestirse con botellas, papel o cartón. Ahora sé que se puede reciclar y vestirse a la moda al mismo tiempo”, dijo Salgado.
A pesar de que las chicas nunca han recibido clases de corte y confección, elaboraron un traje al estilo de Marilyn Monroe en una noche.
La base fue un vestido descontinuado de Vásquez, los cortes fueron hechos sin reglas, y se basaron en las medidas de la modelo. Para los acabados del traje usaron papel de revistas, cómics y pedazos de pancartas publicitarias viejas, que estaban destinadas a terminar en la basura.
El último miércoles, las chicas recordaron que cuando empezaron a coser el atuendo, la máquina se rompió por el grosor de la pancarta, eso no impidió terminar la creación. Lo hicieron a mano.
Después de participar en la iniciativa, impulsada por el Club Activados, de Project Manager, las estudiantes iniciaron un proyecto de reciclaje en sus casas. “Entendimos mejor las ventajas de separar la basura, reciclar y reusar”.
Estos hábitos ecológicos ya eran practicados en la casa de Lizeth Aguilar, del Colegio El Prado, el diseño de la joven de 15 años obtuvo el primer lugar.
“Mi mamá nos ha enseñado a reusar las cosas, las botellas de vidrio, los envases de plástico o los muebles viejos”.
Por ello, Aguilar agrupó los discos compactos que ya no escuchaban y decidió hacer un vestido de noche con esos materiales. Para la parte inferior del vestido usaron cubetas de huevos que fueron recolectas por las estudiantes de esa institución. A diferencia de las chicas del Martim Cereré, Aguilar y su compañera Carol Vivanco tardaron un mes y medio en la confección del vestido.
Aguilar contó que además de la creatividad y del compañerismo que se fomentó, el desarrollo de esa iniciativa despertó en ella la duda de cuánto contamina la industria textil.
Un informe de la organización ambiental Greenpeace indica que el algodón sigue siendo la fibra natural más usada en la industria textil en el mundo, alcanzando el 40% de la producción mundial.
Agrega que para fabricar una camiseta de algodón común de 250 gramos se necesitan 2 900 litros de agua. Esta cantidad incluye tanto el cultivo del algodón como los procesos posteriores para la confección de la prenda de vestir.
Aguilar revisó estas publicaciones y encontró en la página web de esa organización, que una empresa china, que provee del material a marcas reconocidas, realiza vertidos de sustancias químicas y otros materiales tóxicos a la red de alcantarillado público.
Por ello, Aguilar indica que aunque no es su prioridad ser diseñadora, sí considera que la confección de ropa amigable con el ambiente es posible.
Una de las modelos que lució uno de los trajes ‘verdes’, Sofía Lara, explica que la ropa hecha con productos reciclados resulta cómoda. Ella lució un vestido de noche, que no parecía hecho con materiales que habían sido desechados.
En el concurso participaron nueve instituciones educativas, entre ellas el Colegio Spellman de mujeres, Central Técnico, Shyris, Francisco de Asís, Fernández Madrid, Masay, Raúl Andrade.
A pocos días de que se inicien las vacaciones de fin de año, las chicas que participaron en este concurso dicen que aprovecharán esas semanas para desarrollar más sus propuestas de diseño y reciclaje para vestir verde y a la moda.