Al entrar, lo primero que se escucha es el sonido de una cascada y luego se sienten olores a esencias que relajan. Pero hay más: un turco con hierbas aromáticas y el servicio de masajes con aceites esenciales, sauna con esencia de vino tinto, hidromasaje con aromaterapia, masaje con piedras calientes, drenaje linfático facial, entre otros.
Estos son algunos servicios de los denominados “spa urbanos”. Uno de ellos es Normandía Spa, ubicado en la Pedro Bedón OE3-22 y Bourgeois (en el norte de Quito).
Los paquetes no son para todos por igual, sino que se arman según las necesidades de la persona.
Si tiene dolor lumbar, de cabeza, estrés acumulado en el cuello u otras dolencias se planifica una terapia acorde con cada necesidad.
Estos spa, cuyo nombre lo tomaron por una ciudad en Bélgica conocida por sus aguas termales y tratamientos con agua, existen hace más de una década en Quito.
Pero estaban ubicados en las afueras de la ciudad. Se encontraban especialmente en los valles de Los Chillos y en Cumbayá. Unos de ellos se creó el 5 de enero del 2000 y está ubicado en la vía Interoceánica km. 7 ½ en Cumbayá.
Sin embargo, la tendencia ha cambiado. La razón: el crecimiento de las ciudades ha hecho que estos centros también se instalen en los barrios de Quito y acortan distancias para los clientes.
Cuatro de ellos se crearon entre el 2006 y el 2009. Una información difundida en el portal esteticalink habla del boom de estos lugares y explica que surgieron “como un modo de respuesta el estilo de vida de los tiempos modernos, donde los momentos de relax se acortan obligados por nuestras responsabilidades laborales y la no posibilidad de desplazarse con la frecuencia que deberíamos”.
En Quito, los “spa urbanos” tienen una característica: funcionan en casas de vecindarios. También ofrecen masajes, limpieza facial con aparatología, spa de pies y manos, masajes antiestrés, exfoliación corporal. En el momento de ofertar sus productos lo hacen como lugares “cómodos, acogedores y preparados para que todas las tensiones y estrés desaparezcan”.
El Hotel JW Marriott también oferta servicios de spa en un lugar céntrico de la ciudad. Su gerente, Elizabeth Torres, explica que aunque este lugar está ubicado dentro de la urbe, “tiene un entorno agradable”. Tiene oferta variada, pero el servicio estrella es la frutoterapia donde se exfolia el cuerpo con frutas naturales y yogur. También la chocoterapia en la que usan semillas de cacao natural pulverizado.
En Cuenca también está marcada esta tendencia. En los sectores como El Ejido y la avenida Ordóñez Lasso el movimiento de estos locales es intenso por ser barrios residenciales, comerciales y por la presencia de extranjeros estadounidenses, canadienses y europeos que residen en la capital azuaya. Un objetivo de sus propietarios fue ofrecer cercanía para sus servicios y que los clientes no se desplacen grandes distancias.
Sojo SPA, que funciona desde hace cuatro años en la avenida Ordóñez Lasso, ofrece por ejemplo tratamientos fáciles que reducen las líneas expresión, reducción de medidas y cabellos, entre otros.
En julio pasado, Lorena Cárdenas y Fabiola Bermeo abrieron SOS Divinas SPA, que funciona en el sector de El Ejido, en el sur de Cuenca. Tienen más de 20 clientes al día y son personas de clase medio alta y extranjeros que visitan por turismo la ciudad.
Entre los servicios están los tratamientos relajantes, fáciles y reductores. Su clienta Rocío Reyes dice que busca tratamientos en el pelo, uñas y masajes fáciles y de relajación. Esta quiteña visita con frecuencia la capital azuaya y le parece positivo que exista el spa urbano, porque se aprovecha mejor el tiempo que la gente tiene.
La presentación es clave. En SOS Divinas, por ejemplo, se plasmó algo diferente a las paredes blancas y decoraciones de madera.
Este lugar tiene una pequeña estructura de adobe, carrizo y madera donde se usaron elementos reciclados para el mobiliario.
Las lámparas del área de peluquería están hechas con latas de leche para bebé y para algunos muebles se usaron neumáticos, que fueron recubiertos con telas.
Bermeo dice que se trata de ofrecer una imagen diferente. “Hay personas que llegan atraídas por la decoración y luego conocen los servicios que se ofrecen”.
En Sojo SPA, en cambio, existe una clara diferencia entre la zona donde se practica la peluquería y los espacios para los masajes y pedicure donde predomina el blanco que es contrastado con el color verde limón.
Lo que debe tener en cuenta para ir a un spa
Identifique qué necesidades tiene. Si, por ejemplo, presenta dolores musculares usted puede pedir que los especialistas den masajes en esas zonas.
Normalmente en los spas tienen batas y toallas para que el cliente use. Sij embargo, si va a tomar baños de cajón o turco lleve terno de baño.
Trate de no comer muy pesado antes de visitar este tipo de lugares, puesto que va a recibir masajes y tratamientos y es mejor sentirse ligero. Así evitará problemas.
Después de los tratamientos faciales y corporales se recomienda utilizar cremas especializadas para alargar el efecto que da este servicio.
Las esencias que utilizan en los spa son funcionales y sirven para calmar, por ejemplo, el dolor de cabeza, ansiedad. Pregunte cuál es mejor para su necesidad.
Los paquetes son más baratos que los servicios individuales. Seleccione uno que más le convenga para tener un tratamiento completo que le ayude.
DEL MUNDO
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- Kalari: una técnica que equilibra la mente y el cuerpo
Kalaripayattu, en malayalam, significa “practicando las artes del campo de batalla”. Este dialecto, hablado en el estado indio de Kerala, bautizó a una de las primeras artes marciales de la historia.
Fue practicada originalmente por los guerreros de Kerala para agudizar sus habilidades de combate.
Es un sistema que no únicamente implica el uso del cuerpo, sino también de la mente y de un correcto ritmo en la respiración.
El kalari, como también se lo conoce, se practica dentro de un kalari –una arena similar a un dojo- y se categoriza en dos estilos distintivos.
Un practicante primero debe tener un acondicionamiento físico básico, a través de secuencias corporales rigurosas para lograr una excelente coordinación neuro-muscular. Luego viene un entrenamiento para la lucha con armas largas de madera, seguido por la daga, la espada y el escudo. Finalmente, el practicante se entrena en un combate mano a mano, incluyendo golpes a puntos vitales del cuerpo, agarres y trabas de brazos.
Según la tradición, un verdadero practicante debe someterse también a un entrenamiento médico y a un régimen alimenticio adecuado para que los ejercicios sean más óptimos.