Playa de oro y San Miguel muestran sus ríos y bosque

Las cabañas fueron rehabilitadas, a través de un convenio de la Prefectura y cooperación extranjera.

Las cabañas fueron rehabilitadas, a través de un convenio de la Prefectura y cooperación extranjera.

Las cabañas fueron rehabilitadas, a través de un convenio de la Prefectura y cooperación extranjera. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

Un proyecto de turismo comunitario en las poblaciones afroesmeraldeñas de San Miguel (río Cayapas) y Playa de Oro (río Santiago) funciona con guías autóctonos de la zona, y muestra su cul­tura, flora y fauna.

Se trata de hacer turismo etnocultural para dar a conocer el territorio, saberes ancestrales, rescate de la memoria colectiva y entrevistas a guardianes de la tradición afro. Ambas poblaciones, donde viven 100 familias, están ubicadas en el cantón Eloy Alfaro, en el norte de la provincia de Esmeraldas, junto a la zona de amortiguamiento de la Reserva Cotacachi-Cayapas.

En el 2013, la Prefectura y la Cooperación Técnica Belga, a través del proyecto de desarrollo rural del norte y la Cooperación Alemana GIZ, firmaron un convenio para impulsar el turismo de la zona.

La Unidad de Fomento Productivo de la Prefectura dio
USD 400 000, para rehabilitar cabañas para hospedaje, con la ayuda de la comunidad. Las viejas edificaciones de madera fueron usadas antiguamente por mineros extranjeros, que llegaron a explotar oro.

En Playa de Oro se reconstruyeron tres cabañas con capacidad de alojamiento para 30 personas y un comedor comunitario administrado por los habitantes. Un poco más arriba, en Playa Rica, en un antiguo campamento de mineros, se reconstruyó una cabaña con capacidad para 40 personas.

En la rehabilitación se puso cemento en algunas partes de las cabañas de madera, caña guadúa y techo de paja de tagua o rampira. Playa Rica está destinada al turismo de investigación de mamíferos, aves y flora. Este sitio está junto a una zona de amortiguamiento de la Reserva Cotacachi-Cayapas.

“Los turistas que llegan a Playa de Oro conocen su historia, y cómo trabajaron los afroesmeraldeños para comprar la tierra en donde habitan por más de 200 años”, explica Clemente Ayoví, presidente de esa comunidad, que vive de la actividad minera.

Catalina Mina, una de las habitantes, dice que han trazado una ruta histórica en donde los visitantes recorren senderos y las viejas minas de oro explo­tadas por los ingleses. Ahí se observan antiguos vestigios de los británicos que hicieron una obra de ingeniería para llevar el agua desde el río Cayapas hasta el Santiago, para lavar el oro. “Hay restos de los materiales usados por los extranjeros para la extracción aurífera, como planchas metálicas y túneles por donde pasaba el agua”.

En la población de San Miguel, ubicada en las confluencias del río Cayapas y San Miguel, 40 familias son parte del proyecto turístico que se promociona en Quito. Las cabañas están en la parte alta de una loma de donde se observa el verdor del bosque y la tranquilidad del río, que baña a poblaciones afros y chachis. Se estima que a San Miguel, anualmente llegan 200 turistas conocidos como mochileros, para recorrer los senderos naturales. Esta actividad involucra a toda la comunidad que se organiza para hacer cocadas, preparar los cantos y danzas de la tradición afroesmeraldeña.

Un tour cuesta USD 50 (a Playa de Oro o a San Miguel), que implica hospedaje, viaje por el río Cayapas con visitas a poblaciones chachis y negras. La población afro de San ­Miguel hace su demostración de la oralidad de sus cantoras y la danza que no puede faltar en una noche cultural, que se ofrece a los viajeros.

El dinero que se recauda en Playa de Oro y San Miguel es para la comunidad, de acuerdo con el modelo de gestión realizado por una consultora contratada por la Prefectura, explica Geovanny Orobio, presidente de San Miguel.

Para llegar a San Miguel se parte desde Borbón y se viaja hasta cuatro horas en una embarcación por el río Cayapas. A Playa de Oro se parte desde Esmeraldas hasta la población de Selva Alegre (Eloy Alfaro); allí se toma una canoa a motor para llegar a Playa de Oro. El viaje dura tres horas y media, por lo que se ofrece hospedaje para pasar la noche.

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