El año pasado se registraron 137 nidos y nacieron 9 900 tortugas que pudieron llegar al mar. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Sesenta y cinco nidos de tortugas marinas de la especie golfina son cuidados por los habitantes del recinto Portete, parroquia Bolívar, cantón Muisne, sur de la provincia de Esmeraldas. Quienes han vivido por más de 70 años en esa isla, cubierta de palmeras de coco, afirman que las tortugas siempre han realizado su proceso natural de desove en la playa.
“A diferencia de otros años, ahora se necesita el cuidado de las tortugas porque hay más habitantes y es uno de los balnearios concurridos por sus características naturales”, señala Carlos Quiñónez, uno de los habitantes más antiguos de la isla. El nuevo proceso de monitoreo empezó en julio y puede extenderse hasta marzo de todos los años.
Cuando llega esta fecha, los habitantes de Portete se preparan para cuidar los huevos, que fueron enterrados en la arena, bajo la dirección del Ministerio del Ambiente. Con ellos se alista una malla protectora de 60×60 y se coloca alrededor de los nidos con su respectivo código, fecha de arribo, especie y fecha de eclosión, que puede durar hasta 60 días.
Hábitat. Las tortugas golfinas tienen como sitio para poner sus huevos a las playas en el refugio de vida silvestre Manglares, en el estuario del río Muisne.
Ander García, técnico del MAE, explica que durante la verificación se debe andar rápido, debido a la cantidad de perros que existen en la isla y pueden comerse los huevos y atacar a las hembras que llegan a desovar. Los habitantes también participan de la identificación de huellas y protección de nidos. De esta manera se protegen las crías y previenen que los huevos desaparezcan del sitio donde fueron dejados.
El espíritu de conservación no solo lo tienen los habitantes y técnicos del MAE, sino también Carmen Wells, una ciudadana norteamericana que ayuda al traslado de los huevos a sitios seguros.
Ella utiliza una motocicleta de su propiedad, tipo cuadrón, para recorrer los 2,3 kilómetros de playa considerada área protegida por el MAE, para hallar nuevos nidos. Antes del MAE, el monitoreo lo realizaba la ONG Equilibrio Azul, que tenía un permiso para investigación, en el 2008, cuando la playa no era área protegida.
Conservación. Uno de los propósitos es la preservación de las tortugas con ayuda de los pescadores.
Desde el 2014, cuando fue declarada oficialmente zona protegida, el Ministerio del Ambiente empezó el seguimiento del proceso a través de los guardaparques de Refugio de Vida Silvestre Manglares del estuario del río Muisne. Desde que inició el arribo de los reptiles a la playa de Portete, esta temporada han eclosionado los huevos de nueve nidos, con la ayuda los habitantes de la comunidad y de técnicos del Ministerio del Ambiente.
Solo el año pasado se registraron 137 nidos y se produjeron 9 900 neonatos, que fueron ayudados a llegar al mar. El número de huevos por nido fluctúa entre 80 y 120.
Portete es una playa muy concurrida por los turistas que visitan el balneario de Mompiche y acuden a realizar paseo por el estuario del río Muisne y el estero Bolívar, o simplemente bañarse en la playa de Portete. Con ellos se hace un proceso participativo para conocer más de las tortugas marinas. El pasado miércoles, un grupo de franceses que visitaba la playa, ayudó a reubicar, proteger y resguardar el proceso de eclosión de un nido.
Este acontecimiento se ha convertido es uno de los atractivos para los turistas que, a más de la comunidad, se han sumado al cuidado de los nidos que están señalados en la playa. “Creo que ofrecer a Portete como santuario de las tortugas, sería un plus para el turismo de la zona”, dijo Stéfanie Aubriot, turista francesa.