La Tacona (derecha) embruja a los hombres con sus encantos. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Una mujer vestida de negro camina por el escenario, moviendo sus caderas de un lado a otro. Tiene el rostro cubierto con un pañuelo de randas y recorre seduciendo a todo hombre que pasa.
Esta persona es conocida como La Tacona, uno de los seres mitológicos más dramatizado en las presentaciones culturales, con las que los afroesmeraldeños muestran una parte de su historia cultural.
Según la leyenda, La Tacona es un alma en pena por la forma en que fue asesinada, según los testigos que la encontraron en la playa de Las Palmas. En ese balneario, el personaje se hacía perseguir por los hombres parranderos y enamorados, que andan en busca de aventuras amorosas. Luego de conducirlos a un sitio, la linda chica se convertía en un esqueleto, causando gran espanto.
El dramatizado, realizado por los gestores culturales de Esmeraldas, trata de mostrar una parte de las leyendas esmeraldeñas y sus personajes, que tienen mucha trascendencia en el norte de la provincia. Desde las direcciones de cultura de las instituciones de la ciudad se dispone que en cada acto haya una noche cultural en la que se pueda disfrutar, a más de la música ancestral, revivir la mitología negra.
Pero La Tacona no es el única personaje que se muestra: también aparece La Tunda, que es una mujer que tiene una tremenda bemba colorada, una pata de molinillo y la otra de niño, que se lleva a los negritos, a quienes se les presenta como la mamá o como una persona conocida.
Durante este dramatizado se muestra cómo el personaje emboba a sus víctimas con sus ventosas y lleva a los niños a un riachuelo, donde les da de comer camarón. Al probar el bocado, la víctima se pone cabezona, con una barriga grande.
Esmeraldas tiene a personajes de la mitología como al Riviel, Duende, El Bambero, La Mondongada, La Gualgura, La Bruja y La Mula. Los marimberos han compuesto letras inspirados en las narraciones de los ancestros.
En la representación de El Riviel, que es un alma en pena, se muestra cómo boga sobre su potro mocho (canoa pequeña), que en la parte delantera lleva una vela encendida. Vive cerca del mar y es confundido por los pescadores.
Para el antropólogo Adison Güisamano, a través de la representación dramatizada de estos personajes de la mitología afroesmeraldeña, se busca mantener latentes las historias de los ancestros con puestas en escena y el sonido de la marimba. Los grupos de gestores culturales como Bambuco, Presencia Negra y Cuerpo, Son y Pambil han trabajado en temas musicales para darle vida a esos personajes que parecían olvidados por las nuevas generaciones.