Estos recorridos son parte del programa educativo Museos Integrales. Foto: Joffre Flores/ EL COMERCIO
El pulgar arriba lo dijo todo. Con este gesto Cristóbal Pilozo reconoció el talento de Rubén. Solo con ver algunas imágenes y tras recibir varias indicaciones con señas, el pequeño diseñó con sus manos una mini-máscara con rasgos de la cultura manteña.
50 niños de la escuela municipal de Audición y Lenguaje moldearon pedazos de barro negruzco con su imaginación. Esa fue la materia prima de un taller de elaboración de cerámica precolombina, organizado el pasado 21 de mayo por la Dirección Cultural Guayaquil del Ministerio de Cultura y Patrimonio, en el Centro Cultural Simón Bolívar.
Pilozo fue uno de los facilitadores y el lenguaje no fue una barrera para él. Vocalizar clara y pausadamente y hacer algunas señas simples le permitieron dirigir a parte del grupo. “Son muy inteligentes y perceptivos. Muchos tienen un talento innato que se puede ir puliendo”, dijo el instructor.
El barro, traído de las montañas de Jipijapa (Manabí), tomó forma en las manos de estos alumnos. Vasijas, silbatos en forma de aves, sillas en U, hasta aretes. Esos fueron algunos de los objetos elaborados por Anthony, Samuel, Kerly, Joe, José Miguel…
“Es lo que ya hemos visto en clases de Estudios Sociales. Pero la práctica les ayudó a aprender con mucha más facilidad”, dijo la maestra Edelina Sandoval.
Antes de subir al taller, los alumnos recibieron una breve charla sobre las culturas precolombinas. También realizaron un recorrido por la sala de Arqueología 10 000 años del Antiguo Ecuador.
Mario Sánchez, técnico curador de reservas de arqueología de Guayaquil, les mostró algunas réplicas y cerámicas. También les contó algo de la historia de cada una, con el apoyo de una maestra que anotaba ciertas palabras en un cuaderno.
Gracias a los audífonos (en quienes tienen implantes cocleares que les permiten tener cierto nivel de audición), algunos alumnos pudieron experimentar el chillido de los pitos de barro que usaban poblados ancestrales de la Costa.
“En la antigüedad trataban de proyectar su propia vida en la cerámica. Eso es lo que buscamos transmitir a quienes asisten a los talleres de escultura. En 2014 dimos tres cursos”, explicó Sánchez.
Para los instructores, la preparación del curso -denominado Orígenes de barro y fuego-, demanda un largo proceso de investigación arqueológica. Quienes asisten a los talleres reciben clases teórico-prácticas y análisis de la cerámica desde sus inicios.
Pero con los chicos de la escuela de Audición y Lenguaje el taller fue más breve y fluyó con naturalidad. Utensilios para rituales ceremoniales, instrumentos musicales, figurinas que resaltan la feminidad, la masculinidad, sus dioses… Esas fueron algunas cerámicas que pudieron observar y que intentaron plasmar en sus propios diseños.
Johanna Regalado, responsable de Gestión Cultural del Centro Cultural Simón Bolívar, explicó que estos recorridos son parte del programa educativo Museos Integrales. “Hemos hecho un acercamiento a fundaciones de personas con discapacidad, ya sea auditiva, visual o intelectual. Nos estamos fortaleciendo en dar un servicios integral”.
Al final, todos los pequeños pudieron llevar sus obras a casa. Así fueron partícipes de la historia precolombina.