¿Brote de epidemias prehistóricas?; científicos estudian el riesgo del calentamiento climático en el mundo

Según los científicos, con el deshielo saldrían fuertes emisiones de CO2 a la atmósfera. Foto: Wikicommons.

Según los científicos, con el deshielo saldrían fuertes emisiones de CO2 a la atmósfera. Foto: Wikicommons.

El deshielo de los polos por el calentamiento de los polos podría liberar gran cantidad de microorganismos. Foto: Wikicommons.

El despertar de un virus prehistórico congelado, el regreso de la viruela, el dengue que se instala en Europa, entre otras hipótesis dignas de películas de cine catástrofe, están siendo seriamente estudiados por los científicos, preocupados por el riesgo del brote de epidemias vinculadas al calentamiento climático.

La pandemia de covid-19, con su virus sin duda procedente de un murciélago, ha sacado a la luz los peligros de las interferencias cada vez más importantes entre las actividades humanas y la naturaleza.

Pero el riesgo de epidemias también lo puede generar el cambio climático, que ha provocado, por un lado, el desplazamiento de mosquitos portadores de la malaria o el dengue, y, por otro, el inicio del deshielo del permafrost, donde están atrapados microbios de otras épocas.

El riesgo de epidemias prehistóricas

“En mis momentos más pesimistas veo un futuro realmente horrible para el Homo sapiens”, dice Birgitta Evengard, microbióloga de la Universidad de Umea, en Suecia.

“Nuestro mayor enemigo es nuestra propia ignorancia, porque la naturaleza está llena de microorganismos”, en particular el permafrost, “verdadera caja de pandora”, explica a la AFP.

Se trata de suelos permanentemente congelados, que recubren un cuarto de las tierras del hemisferio norte, en Rusia, Canadá o en Alaska. Son una bomba de tiempo climático: una parte “importante” podría descongelarse para 2100, liberando decenas o centenares de miles de millones de toneladas de gas de efecto invernadero, según los expertos del clima de la ONU (Giec).

Y no solo eso. “Los microorganismos pueden sobrevivir en un medio congelado mucho tiempo”, advierte el profesor Vladimir Romanovsky, de la Universidad de Alaska en Fairbanks.

“En cuanto se descongela el suelo, el agua empieza a correr, arrastrando partículas, materias orgánicas o microorganismos que estuvieron aislados durante centenares o miles de años”, explica el geofísico.

La ciencia ha demostrado que algunos de estos microorganismos pueden revivir.

El profesor Jean-Michel Claverie es explícito: “Cuando se pone un grano en un suelo helado durante miles de años, no ocurre nada. Pero cuando se calienta el suelo, el grano va a germinar. Es lo mismo con un virus”.
 

Mamuts y neandertales, con microorganismos

Con su equipo del Instituto de Microbiología del Mediterráneo, Claverie ha logrado reactivar virus siberianos de hace 30 000 años.

Estos organismos revividos solo atacan a las amebas. Pero en estas regiones heladas, “los hombres de Neandertal, los mamuts, los rinocerontes lanudos tuvieron enfermedades, murieron, cayeron. Es posible que todos los virus que causaron sus problemas estén todavía en el suelo”, advierte.

En el Ártico siberiano, científicos hallaron sangre líquida en un mamut congelado, extinguido hace más de 10 000 años. Foto: AFP

El número de bacterias o virus aprisionados es incalculable. Pero lo que preocupa es saber si son peligrosos y sobre ese punto los científicos están divididos.

“El ántrax (o carbunco) prueba que una bacteria puede dormir en el permafrost durante centenares de años y ser reanimada”, sostiene Birgitta Evengard.

En 2016, en Siberia, un niño murió por carbunco pese a que esta bacteria había desaparecido de la región hacía 75 años.

Este contagio se suele atribuir al deshielo de los cadáveres de reno atrapados en el permafrost. Algunos expertos creen que las carcasas se encontraban en la superficie del suelo que se deshiela cada año, por lo que nada demostraría que un patógeno congelado desde hace mucho tiempo en el permafrost pueda matar todavía.

Otros patógenos conocidos, como los virus de la gripe de 1917 o de la viruela, estarían también preservados en las capas heladas de los cementerios árticos donde fueron enterradas las víctimas de viejas epidemias.

Algunos, como Vladimir Romanovsky, piensan que “probablemente han sido desactivados”; otros no están tan seguros.

El “verdadero peligro”, según el profesor Claverie, estaría en las capas profundas que pueden tener 2 millones de años y que potencialmente esconden patógenos desconocidos.

Pero en cualquier caso, dichos patógenos necesitarían un huésped para sobrevivir. Un encuentro que el cambio climático podría propiciar.

“Con la explotación industrial del Ártico, tenemos todas las condiciones de riesgo reunidas: un peligro potencial con la presencia de gente”, insiste.


'Invasión' del mosquito tigre, de Asia al mundo


El calentamiento del planeta podría convertirse también en un buen aliado para virus más actuales, que ya causan estragos en el mundo.

Malaria, dengue, chikungunya, zika... Algunos mosquitos vectores de enfermedades tropicales podrían llegar a Europa o a Norteamérica.

“Los mosquitos se propagan hacia el Norte y son ahora capaces de sobrevivir al invierno en algunas regiones templadas”, subraya Jeanne Fair, investigadora del laboratorio estadounidense Los Alamos, que trabaja con modelos para predecir hasta dónde podrían llegar.

La presencia de este vector (garrapata, mosquito, mosca) no basta. Es necesario un huésped, así como “condiciones particulares de temperatura para que el patógeno pueda replicarse en el mosquito”, insiste Cyril Caminade, epidemiólogo de la Universidad de Liverpool.

El Aedes Albopictus  mosquito tigre es originario de los bosques tropicales del sureste asiático. Ha sido hallado ya en Europa, en Sudamérica. Foto: Internet

Por ejemplo, el mosquito tigre (Aedes Albopictus), originario de bosques tropicales del sureste asiático se ha convertido en una de las peores especies invasoras del mundo, presente en la cuenca mediterránea europea e incluso en París, y podría seguir su avance hacia el norte, debido al calentamiento. Ha sido hallado en Sudamérica, Centroamérica, El Caribe, el norte de México y EE.UU.

Por el momento, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) solo ha reportado algunos casos autóctonos de enfermedades que puede transmitir: una cuarentena de casos de dengue entre 2010 y 2019, casos de zika en Francia en 2019 y varios casos de chikungunya entre 2007 y 2017.

Suplementos digitales