Fernando Naranjo es escritor. Fue director de Cultura de la Provincia del Guayas entre 2011 y 2013. Dirigió en Guayaquil la sala de Teatro Tablarraza (2005-2008). Es arquitecto, artista plástico y en su literatura crea novelas policiales y de ciencia ficción. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
En su campaña, Fernando Naranjo hizo hincapié en la inclusión de los jóvenes, en la cultura entendida también como fenómeno urbano y popular, y en trabajar con los artistas inscritos en el Registro Único de Artistas y Gestores Culturales (Ruac), del Ministerio de Cultura y Patrimonio, que pudieron participar por primera vez en las elecciones.
El escritor guayaquileño propuso fortalecer al libro nacional con la recuperación de la imprenta de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas. Ya como director de la institución, elegido la tarde del miércoles, habló sobre los retos del cargo que ocupará entre 2017 y 2021.
¿Cuáles fueron los ejes del programa que convenció a los votantes?
La mayoría de mis votantes son miembros correspondientes (tradicionales) de la Casa de la Cultura. Estaban reacios a la emergencia de los artistas y gestores del Ruac. Les hice notar que no hay que temer a la gente del Ruac, porque es la reserva creativa de la Casa en territorio. Y para mí el desarrollo local es fundamental, porque creo que la Casa en vez de esperar que la gente acuda a ella, tiene que acudir a la gente.
¿Qué papel tendrá la cultura urbana y popular?
Hablé mucho con los actores y gestores culturales sobre su realidad económica. En una ciudad con poca oferta de galerías, propusimos crear un circuito de visitas a los talleres de los artistas plásticos, donde la gente pueda apreciar los procesos creativos.
¿Qué considera que es lo más urgente una vez que se posesione?
Hay que establecer una lista de prioridades, la infraestructura de la Casa está muy mal y si se quiere dar servicio a la ciudadanía, esa infraestructura debe estar presentable. Tenemos que modernizar la biblioteca, para que sirva a la comunidad, y contar con una cinemateca realmente moderna.
Entre las propuestas de otro candidato estaba el aprovechamiento de nuevos espacios del edificio. ¿Acogerá propuestas de otros candidatos?
Claro que sí, pero fuera del edificio de la casa existen también innumerables espacios públicos que están esperando ser utilizados. Lo que sucede es que la Casa de la Cultura dejó de tener presencia masiva a nivel urbano, mejor dicho nunca la tuvo, la ciudad nos desbordó. Cuando la institución se fundó en Guayaquil en los años 50 teníamos 150 000 habitantes, cualquier cosa que se pensó quedó desbordada. La Casa de la Cultura debe ganar presencia a nivel urbano, hay que repensar la ciudad e ir más allá de nuestro espacio físico. Hay que remozar el edificio, pero la actividad cultural está afuera porque es la gente de afuera la que hace la cultura.
Con la nueva Ley de Cultura aumentará el presupuesto de los núcleos provinciales. ¿En qué se va invertir esos nuevos recursos?
En el desarrollo local de proyectos en territorio (…) Si arreglamos la imprenta, vamos a tener más capacidad de edición. Textos de difusión de lo que está sucediendo, atrapar lo que los artistas y escritores están trabajando. Tenemos que ser catalizadores de esos proyectos. Ahora, en el caso editorial, tenemos que garantizar que alguien lea esos libros que publicamos.
La institución tiene eventos emblemáticos como el Salón de Octubre en artes visuales, y también otorga premios a libros de poesía y cuento. ¿Qué va a pasar con los incentivos económicos de esos concursos?
Eso se va a mantener. La Campaña Nacional de Lectura es un programa de masificación de la lectura, creo que hay que embarcarnos también en estos proyectos, que ya han sido probados.