Carry Somers, fundadora de Fashion Revolution. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Décadas antes de que términos como sostenibilidad o transparencia fueran tendencia, la diseñadora inglesa Carry Somers ya estaba aplicando estos conceptos en su marca de sombreros de paja toquilla Pachacuti, ahora manejada por su esposo. La muerte de más de 1000 personas debido al colapso del edificio de fábricas textiles Rana Plaza, en abril de 2013 en Bangladesh, le motivó a crear Fashion Revolution. Esta es una organización sin fines de lucro que tiene acción en más de 100 países con el fin de generar un cambio en la industria de la moda.
Somers visitó Quito el 7 de febrero de 2020 y habló con EL COMERCIO sobre qué la llevó a reflexionar por primera vez sobre la injusticia en el sistema de la moda.
¿Qué le trajo por primera vez a Ecuador?
La primera vez vine en 1990, como parte de mi tesis sobre los tejidos andinos para la maestría en Culturas Indígenas de América Latina. En esa época todo era muy diferente, había muchos artesanos en Otavalo trabajando con el nogal y tintes naturales.
¿Cuándo empezó a cuestionarse sobre la ética en la industria de la moda?
Unos cuatro o cinco meses antes de comenzar mi doctorado, dos cooperativas de artesanos de Imbabura fueron atacadas por intermediarios, quienes controlaban los puestos de los mercados y los insumos. Los artesanos estaban obligados a comprar lana a precios muy altos y después tenían que vender el producto al intermediario. La injusticia del sistema estaba muy clara para mí. Me di cuenta que no podía seguir con mi doctorado, entonces empecé con mi empresa, Pachacuti. Hice diseños de sacos y chompas para los artesanos, los vendieron muy bien. Poco a poco en Pachacuti nos dedicamos a los sombreros de paja toquilla y finalmente nos concentramos en ellos.
¿Cómo Pachacuti hace un cambio?
No solo trabajamos directamente con los artesanos, nos basamos en el sistema de comercio justo. El sombrero de paja toquilla fue el primer producto del mundo en tener la certificación de la Organización Mundial para el Comercio Justo, esto significa devolverles el poder a los artesanos. Después vino un proyecto de la Unión Europea. Durante tres años rastreamos toda la cadena de producción. Con GPS mapeamos las casas de 154 tejedoras. Después, mapeamos las asociaciones donde se procesa y las parcelas donde se siembra la paja. Además, cada año recolectamos 68 indicadores sociales, económicos y ambientales para conocer nuestro impacto y saber si lo estamos mejorando.
La campaña Yo hice tu ropa quiere visibilizar a los artesanos y confeccionistas, y su situación laboral. En la imagen, tejedoras de Cañar. Foto: Cortesía Fashion Revolution
¿Cuál es el potencial de Ecuador y Latinoamérica de producir moda ética?
Es un gran potencial porque aquí hay las materias primas y las habilidades. Ustedes pueden rastrear la cadena de suministro por lo menos hasta las fábricas de procesamiento y materias primas. Hay mucho potencial, pero 30 años después de la primera vez que vine, he visto muchas habilidades en peligro de extinción. He visto que se vende el bordado a máquina como bordado mano, he visto gente vendiendo chompas de poliéster como si fuera de alpaca.
En esta ocasión volvió a Ecuador como parte de la tripulación de Exxpedition, ¿en qué consiste esta iniciativa?
Es una circunnavegación del mundo, solamente con mujeres, para explorar el impacto de los plásticos en el océano. 10 000 mujeres aplicaron y hasta ahora han escogido a 170, entonces estoy muy feliz. Es importante ser parte de esto porque las fibras textiles son el 34.8% de todos los microplásticos en el mar.
¿Qué han encontrado?
Cada vez que lavamos nuestra ropa, al menos hay 700 000 microfibras salen de la máquina. En los ciclos más calientes y más largos son más las microfibras que se emiten.
En esta etapa de la investigación, ¿se puede plantear ya soluciones?
No podemos presentar soluciones hasta que comprendamos el problema. Es necesario conocer el alcance de la contaminación y dónde está. Queremos conocer el tipo de microfibras (nylon, poliéster, acrílico) y su ubicación geográfica y en el océano (superficie, en las columnas de agua, en los sedimentos). Estos datos serán importantes para pasarle el mensaje a las grandes compañías y a los consumidores, para que aprendan a cuidar su ropa mejor, a lavar menos, a lavar en ciclos cortos y a baja temperatura.
La investigadora Dona Thomas dice que quienes están liderando el cambio en la industria de la moda son mujeres, ¿está de acuerdo con esto?
Sí, hay mujeres en todo el mundo liderando el cambio, principalmente en el sur global. Por ejemplo, la mayoría de nuestros equipos de coordinadores de Fashion Revolution en cada país se conforma por mujeres. Necesitamos más igualdad en las directivas de las empresas y en todas las partes de la producción.
¿Cuál es la situación de las mujeres en la industria de la moda?
En la cadena de suministro, alrededor del 80% son mujeres. Hay desigualdad de género en toda la industria de la moda, desde los más altos niveles de la directiva de las marcas hasta las tiendas, hasta la cadena de suministro. Es algo que medimos en nuestro índice de transparencia de la moda (elaborado por Fashion Revolution). En 2017 hicimos un proyecto muy interesante que se llama los Diarios de las trabajadoras de la confección. Realizamos una encuesta a 540 mujeres en Bangladesh, India y Camboya, semanalmente por un año. El 60% reportó discriminación basada en género, más del 15% reportó ser amenazado y el 5% había sido golpeado. Es por eso que es importante el índice de transparencia, porque alrededor de un tercio de las marcas tienen proyectos para el empoderamiento de las mujeres, pero solo el 1.5% reporta la violencia de género en las fábricas. Hay una brecha entre lo que publicitan y lo que hacen.
¿En qué estarán enfocadas las actividades de Fashion Revolution este 2020?
Tenemos cuatro temas: Condiciones, Contenido, Consumo y Acción Colectiva. El primero se refiere a la situación laboral; Contenido es sobre los materiales que contiene nuestra ropa; Consumo está alrededor del intercambio de ropa; Acción Colectiva es sobre el sindicalismo, para que los trabajadores sean más fuertes. Además, Fashion Revolution es una plataforma para todo el mundo, donde podemos juntarnos para estar más fuertes.
¿Quiénes pueden ser parte de esta iniciativa?
Todo el mundo puede ser parte de esta revolución de la moda. Estamos en la crisis climática, ya sabemos que la industria de la moda es una de las industrias más contaminantes. Se dice que se necesita un corte de emisiones del 80% hasta 2050 para mantener el calentamiento global debajo de 2°. Necesitamos más legislación, pero nosotros como ciudadanos consumidores debemos poner presión sobre las marcas, debemos pensar quién hizo mi ropa y qué hay en mi ropa. Es nuestro nuevo hashtag (#Quéhayenmiropa), para que las marcas busquen ser más sustentables y transparentes. También podemos cambiar nuestra forma de obtener ropa, como buscar diseñadores sustentables, intercambiar o reinventar.