Camilo Cuenca es un fiel fanático de The Beatles. A simple vista se asemeja a John Lennon. Tiene lentes redondos, como los que usaba el vocalista de los cuatro de Liverpool y hasta su cabello tiene un parecido al de la moda que impuso este grupo.La afición por este tipo de música la adquirió de su padre, quien tenía un local de venta de discos en el centro de Quito, cuando Cuenca era un niño.
Canalizar todas las influencias musicales no fue fácil para Cuenca y desde los 18 años escuchaba heavy metal y todos los géneros que se le asemejan.
‘A day in the life’, tema del grupo inglés, fue la canción que encontró el quiteño en un cassette que le regaló su hermano. La cinta fue escuchada una y otra vez por él y su amigo Rafael.
Cuenca, un quiteño de 30 años y ex estudiante de Comunicación Social, explica que The Beatles fueron los pioneros de algunas técnicas musicales que aún se usan. También habla sobre cómo las letras de esta agrupación tienen un doble sentido, casi revolucionario.
Para este egresado de Comunicación, Paul McCartney y John Lennon fueron las figuras emblemáticas de la banda. No se atreve a efectuar un balance entre estos dos artistas porque ambos se complementaban.
Marco Lizano, amigo de Camilo, comparte los criterios de Cuenca al decir que The Beatles tocaban, al menos al principio, para un público selecto. Luego evolucionaron del rock and roll al pop, para desembocar en lo que llamaron ‘psicodelia’, y conquistar el mercado.
En la calle Lizardo García, al norte de Quito, se observa la imagen de John Lennon cruzado de brazos, como si estuviera esperando a sus compañeros Paul, George y Ringo para iniciar un concierto. Pero esto solo se trata de un letrero que da la bienvenida al bar ‘Lennon’ .
Las paredes rojas de los dos pisos de la vivienda contrastan con el panorama de las 18:00. Cuando la gente forma parte de la luz tenue, el rock clásico que flota en ese ambiente de privacidad y que paga un justo tributo a las melodías de la época.
Este bar puede considerarse como el homenaje a una de la figuras emblemáticas del grupo The Beatles, John Lennon. Jacqueline Sono, socia y co-propietaria del sitio, aseguró que uno de los motivos de la creación de este centro de culto musical fue que la obra de esta agrupación inglesa se dé a conocer.
Esta admiradora de la agrupación, de 47 años, dice que la decadencia “de cierto tipo de música empuja a las personas a refugiarse en el ritmo clásico de los sesenta y setenta.
Para Sono, Los Beatles son la alternativa para romper con las melodías comunes y los 12 años de permanencia de este lugar respaldan su opinión.
La filosofía de vida del fallecido Lennon, su actitud pacifista y la influencia que sus temas tenían en sus admiradores enrumbó la carrera del artista y dibujo el camino por donde transitaría esta seguidora quiteña.
La idolatría hacia el grupo de Liverpool inició desde que Sono tenía uso de razón, como ella lo manifiesta con una mezcla de nostalgia y alegría. Un viejo radio, que pertenecía a su padre, le transmitió el gusto por este género musical.
Para Camilo Cuenca y Jacqueline Sono la música de The Beatles sigue vigente a pesar de la infinidad de ritmos actuales.
Cuenca tiene una colección que mezcla los discos de acetato, CD y pósters. En el bar de Sono, además de Los Beatles, se puede escuchar música de grupos como ‘Pink Floyd’, ‘The Doors’’ y en el ámbito latino ‘Héroes del Silencio’…