Talleres de costura apelan a la virtualidad

Karla de Andrade, con su marca Píntate, dio una clase de confección de mascarillas con Wiks

Karla de Andrade, con su marca Píntate, dio una clase de confección de mascarillas con Wiks

Karla de Andrade, con su marca Píntate, dio una clase de confección de mascarillas con Wiksi. Foto: Cortesía

Durante la pandemia, artesanos textiles abrieron cursos de formación o continuaron con los que ya llevaban adelante a través de plataformas digitales. Esta es una alternativa de ingresos frente a la crisis económica.

Marisol de Otero, directora y docente de la escuela y taller La Costura, relata que durante 13 años su espacio nunca ha parado. De hecho, estaba en un proceso de expansión. Sin embargo, la pandemia la obligó a cerrar sus dos sucursales. Aunque se negaba a hacer clases virtuales, pues la confección para ella también involucra la creación de una comunidad, vio la necesidad de hacerlo.

Para eso se alió con una tienda de telas, que provee los materiales necesarios, y lanzó sus clases. Estas están enfocadas en la creación de prendas puntuales, como un vestido o un estuche. En cuatro clases, el artículo está terminado. Para inscribirse hay dos requisitos: tener una máquina de coser y saber lo básico de la confección.

“Ya abrimos las clases presenciales, pero no vamos a dejar de dar clases en línea porque sí se puede y porque hay mucha gente que aún no quiere salir de casa”, dice De Otero.

La artesana textil Camila Morejón, quien da clases de diferentes técnicas desde hace dos años, también encontró en lo digital un espacio para continuar compartiendo su conocimiento. En cuanto a cursos ­virtuales, ofrece dos módulos de bordado: el inicial y el de técnica floral.

Cada alumna, porque no ha tenido alumnos hombres, recibe en su casa, antes de empezar el curso, un juego de los materiales necesarios (una ilustración, ejemplos de las puntadas, tambor, hilos, liencillo, etc.) . Las clases duran dos horas y se realizan los sábados.

“Mis estudiantes presenciales eran gente entre 21 y 35 años. Ahora se ha diversificado, hay un montón de madres que no se daban el tiempo y gente que no creía que se interesaba en bordar”, cuenta.

Melissa Durán, a través de su marca Mrs. Dalloway, da clases de bordado personalizadas. Su salto a lo digital se dio pues una persona que le compró un kit de bordado le preguntó si podría recibir clases en línea, debido a la imposibilidad de reu­nirse durante la cuarentena. “Las dos horas fueron suficientes, igual que cuando son presenciales”, asegura. Entonces lanzó sus clases ‘online’.

En ese tiempo, Durán enseña lo elemental sobre los materiales de bordado, cinco puntadas básicas y a bordar una flor y una hoja. “Cuando una persona quiere profundizar le enseño un muestrario de puntos y elige ocho de ellos”, da a conocer la tallerista.

Antes de la cuarentena, Durán daba clases presenciales tres veces a la semana y ahora tiene alumnas casi todos los días a través de herramientas digitales. El incremento de interés en las manualidades, además, la motivó a crear la tienda Mrs.D Shop, en la plataforma de Instagram, con el objetivo de vender todo lo relacionado al bordado en un solo lugar y a domicilio.

La página ecuatoriana de e-commerce Wiksi encontró en los talleres en línea una forma de generar ingresos para los emprendedores y artesanos que son parte de esta plataforma.

En la página se insertó un sistema de clases en línea que envía el enlace de la reunión y los materiales a domicilio una vez que esté hecho el pago. Los kits de materiales son elaborados por los profesores. Hay talleres de bordado, acuarela, mosaico, origami, scrap, confección, entre otros. Las clases duran entre una y dos horas, de acuerdo con el tema, y tienen un cupo de 10 personas.

“Nos está yendo bien, por eso empezamos con el campamento de verano para niños”, dice Cristina Elizalde, gerenta general de Wiksi. Este curso vacacional será en línea y se llevará a cabo del 13 al 24 de julio. Se formarán dos grupos etarios, uno de 7 a 13 años y otro de 14 en adelante. Los niños recibirán dos clases por día, una en la mañana y otra en la tarde. En cada clase se realizarán proyectos, por ejemplo en origami se armará un móvil y en ‘scrap’, un juego de mesa.