La comedia de producción nacional titulada ‘Las Zuquillo’ nació en el 2004 en las tablas de un teatro, después sus personajes conquistaron la TV y el circo, y ayer estrenaron su primera película a escala nacional. El guionista Luis Miguel Campos cuenta en qué se inspiró para crear a Nacha, Meche, Lucha y Charo, las ‘estrellas’.
¿Cómo nació la idea de crear una serie que intente representar a un sector de la población ecuatoriana?
El tema recurrente de mi trabajo siempre ha sido la identidad nacional. En el típico mercado serrano encontré un perfecto nicho en el que se reproduce nuestra identidad con mucha riqueza. Los colores, los olores, los sonidos, las temperaturas… me inspiraron para crear esos personajes que representan nuestra esencia.
¿A qué cree usted que se debe la acogida del público quiteño por la serie y qué sabe de la acogida que registra en provincias de la Costa?La acogida que hemos tenido se debe a que los ecuatorianos amamos lo nuestro, nos sentimos orgullosos de eso, y nos complace ver esas riquezas retratadas visual y auditivamente. Guayaquil y la Costa son parte del Ecuador, y aunque nos diferenciemos de los costeños, somos lo mismo, tenemos una historia y un pasado común que nos hermana.
¿Con qué otra producción pudo palpar la acogida en ambas regiones del país?
Eso lo comprobé hace muchos años con ‘La Marujita se ha muerto con leucemia’. La obra tuvo el mismo éxito tanto en Guayaquil como en Quito. Ese mismo cariño acabo de sentir en el preestreno de ‘Zuquillo Exprés’. Ese éxito lo mido en las reacciones del público y en las felicitaciones sinceras y en la enorme acogida.
¿Cómo nació la idea de llevar la serie al cine? ¿Cuál fue el presupuesto y qué tiempo les llevó la grabación?
Soy un enamorado de las expresiones visuales y la idea surgió en una conversación con el director Carl West. ‘Las Zuquillo’ se lo merecían, ya que se habían vuelto un ícono a escala nacional. El presupuesto, por mucho que parezca, siempre es poco, bordeó los USD 400 000, y debido a que se lo consiguió por goteo, el rodaje, desde su inicio hasta su conversión a 35mm demoró 30 meses. Mucho tiempo, pero así es el cine independiente ecuatoriano.
¿Desde su visión como guionista, cuál es la tendencia de los creadores de las series nacionales? Eso, tras la propagación de producciones que ‘intentan’ mostrar la identidad nacional.Pienso que una cosa es hacerlo bien y otra querer hacerlo. Para hablar de identidad con conocimiento no hay que ponerse un poncho o hacer postales sobre nuestro folclor. La identidad se la vive diariamente y se la cultiva con orgullo. Cabe resaltar que el objetivo de la televisión nacional siempre será vender.
¿Entonces quienes son los que juzgan la calidad de las producciones?
Si un producto es bueno o malo, eso lo decide el consumidor. Por suerte, el espectador ecuatoriano se ha vuelto más crítico, y aunque ahora soplan fuertes vientos de superficialidad y mediocridad, llegará el día en el que los productos tendrán que subir de calidad, porque si no serán desechados.
¿Qué opina de series ecuatorianas como ‘La taxista’ o ‘Mi recinto’?
‘Mi recinto’ aborda la identidad montubia. Detrás de esa representación hay investigación. Inevitablemente me acuerdo de José de la Cuadra y de Enrique Gil Gilbert cuando veo ‘Mi recinto’. Yo viví algunos años en la Costa montubia y la representación es buena. Ese no es el caso de ‘La taxista’. Allí duele la falta de investigación. Sus creadores despreciaron el aporte que podía dar la cultura indígena. Pensaron que una idea improvisada era mejor que 500 años de historia.
¿Qué proyectos tiene para la película ‘Zuquillo Exprés’?
Primero explotarla en el mercado nacional, después llegar a la población migrante y, por último, difundirla en otros países latinoamericanos. A Las Zuquillo les tengo mucha fe, ya que los extranjeros van a enloquecer con la riqueza cultural del Ecuador.
¿Tiene planeado hacer una saga con Las Zuquillo?
Eso depende del público. Guiones me sobran, lo que necesitamos es que por lo menos haya un millón de ecuatorianos que crean en nuestro proyecto.