Los realizadores de ‘Ratas, ratones, rateros’ celebran la primera década de la película. Aunque el filme se estrenó en diciembre de 1999, la edición de un libro conmemorativo demoró hasta esta semana el festejo de su aniversario.
La obra, también denominada ‘Ratas, ratones, rateros’, es una suerte de diario del director de la cinta ecuatoriana. Entre otras cosas, cuenta los pormenores de la producción (desde el guión hasta anécdotas del rodaje).La película narra la historia de un adolescente que se involucra en el mundo de la delincuencia. Esto en un contexto social de un Quito mucho más conservador que el actual y de una Guayaquil informal y desordenada.
Salvador (Marco Bustos) y Ángel (Carlos Valencia) representan ese encuentro de la Sierra y la Costa. El primero es quiteño, del sur, del sector de Chimbacalle. En la película se ve ese barrio popular con el ícono del transporte de la época: el trolebús. A la avenida Maldonado se la ve desolada. En la época del rodaje la vía era exclusiva del Sistema Trolebús y la zona se muestra insegura.
La historia, según Cordero, expone un aspecto duro de las urbes. “Nunca quise mostrar un Quito amigable, sino evidenciar el lado más duro por el que atravesaban los protagonistas”.
Sin embargo, esa visión del Quito de hace 10 años en la cinta se ha convertido en una realidad más palpable para Irina López. Ella era la ‘aniñada’ del filme. Representó a Carolina, prima de Salvador. López asegura que la parte oscura de la ciudad ahora se puede ver más cercana. “Para mí, Quito siempre fue una ciudad tranquila y colonial, pero ahora me doy cuenta que lo que contábamos hace 10 años está mucho más cerca de nosotros”.
fakeFCKRemoveCarlos Valencia concuerda con este punto. Para él, la capital se ha convertido en una ciudad mucho más grande. El protagonista de la cinta recuerda que ese Quito desordenado que fue parte de ‘Ratas, ratones, rateros’ cambió por una urbe más organizada. “Pero ahora la ciudad es más caótica y peligrosa”. Es decir, en el filme es una suerte de anticipo de lo que se venía socialmente.
Pero más allá de los problemas sociales que mostró la película, esta marcó una línea en la forma de hacer cine en Ecuador. Valencia asegura que antes de que se realizara ‘Ratas’ la tendencia de la gran pantalla nacional se inclinaba hacia lo andino e indígena. Sin embargo, luego de la producción de este filme “se dio un impulso y se abrió una visión diferente a los cineastas ecuatorianos”.
Cordero reconoce que durante el rodaje (1998) él era un anónimo. Pero luego de presentarla, encontró un lenguaje audiovisual para expresarse. El director ahora es uno de los realizadores más reconocidos. Está por estrenar en el país ‘Rabia’ y se encuentra montando ‘El pescador’.
‘Ratas, ratones, rateros’ incentivó a los productores nacionales a crear más cine, según la productora Isabel Dávalos.
Pero a pesar de que hace 10 años él era un desconocido, la película estuvo seis meses en cartelera. En ese lapso hubo más de 135 000 espectadores. Sin embargo, Cordero asegura que lo recaudado fue poco por la crisis económica de la época. La producción costó USD 230 000.
Jorge Luis Sierra, director del Consejo Nacional de Cine, dice que esta realización marcó el inicio de un nuevo grupo de cineastas. Para él, este movimiento logró la creación de la Ley de Cine.