El Malecón 2000, en Guayaquil, se ha convertido en un escenario para cazar pokémones. Foto: EL COMERCIO.
La llegada de Pokémon Go al Ecuador ha obligado a cientos de personas a salir a las calles e intentar capturar uno de los pokémones que se esconden en plazas, parques y demás. En estos sitios se ha visto a los cazadores con sus teléfonos en mano interactuando con la aplicación.
Por ejemplo, el corredor de 2.5 kilómetros del Malecón 2000 se convirtió en uno de los sitios obligados en Guayaquil para los jugadores de Pokémon Go, por las facilidades que brinda en términos de seguridad y de tránsito para los caminantes.
Grupos de oficinistas y de estudiantes universitarios aprovechan la hora del almuerzo para salir a cazar criaturas del nuevo juego de Nintendo y Niantic Inc.
Jonathan Álvarez, de 23 años, estudiante de quinto semestre de ingeniería de sistemas, salió a cazar pokémones con cinco de sus compañeros de clase. “Soy fan de la serie y de los videojuegos de Pokémon, como estudiante de ingeniería sentí que tenía que probar la aplicación”, dijo.
Ángel Pincay, de 26 años, un oficinista del centro, también movía su celular de un lado a otro cerca de La Rotonda, en el Malecón, buscando a los personajes del juego de realidad aumentada. Él caminaba con tres compañeros del trabajo, uno de ellos había instalado también la aplicación en su teléfono inteligente con el fin de experimentar la aplicación.
Jonathan Carrillo, de 29 años, inició su recorrido en el Parque Centenario, una de las ‘pokeparadas’ y tenía previsto caminar hasta el Hospital Vernaza, en el centro de Guayaquil. El fan de la franquicia utilizó papel toalla, engrudo y pintura para ponerle al protector de su celular las orejas de Pikachu, criatura principal de la serie de animación de finales de los años 90.
“Para mi es una aventura. El juego te envuelve mucho y no te das cuenta de por dónde vas. El mismo juego te advierte de eso: mira a tú alrededor y ten cuidado por dónde vas”, dijo el ‘entrenador’.
Carrillo, que hasta mediodía del jueves 4 de agosto había atrapado 12 pokémones, llevaba además pines alusivos y un morral, como el protagonista de la serie. “Es una forma de convertirse en un personaje del programa que disfruté de niño. Es emocionante tomar fotos a una criatura que en tu cámara parece estar conviviendo contigo en el mundo real”, explicó.
Por su parte, en la capital azuaya, los cazadores de Pokémones están organizados en un grupo cerrado de Facebook. Se denomina Pokemón Go Cuenca y cuenta con 56 miembros. Allí se comparte información sobre este juego.
También se comenta sobre ubicaciones dónde hicieron las capturas y consejos. Hay universitarios y estudiantes de colegio. Es el caso de María Dolores Hernández, quien suele acompañar a su sobrino en la búsqueda en el barrio Banco de la Vivienda, en el norte de Cuenca. Le acompaña por seguridad, pero no lo hacen frecuentemente. “Lo hago por curiosidad de mi sobrino”, dice.
En Riobamba también se ha podido sentir la euforia por el videojuego de realidad aumentada. Desde este jueves 4 de agosto, los parques, calles céntricas, monumentos y otros sitios públicos de esta ciudad se llenaron de usuarios de la aplicación Pokemón Go.
El parque Pedro Vicente Maldonado y el Parque Guayaquil fueron los escenarios más concurridos para los ‘cazadores de pokémones’. Es que allí también se ubicaron las ‘pokeparadas’.
La aplicación tuvo tanta acogida que en los campus universitarios y colegios se volvió el tema más frecuente de conversación. Bolívar Apugllón, estudiante de la Universidad Nacional de Chimborazo, por ejemplo, logró atrapar tres pokemónes en solo cuatro horas.
El joven de 24 años recorrió varias veces el campus universitario, visitó el Paseo Shopping y varios parques de Riobamba. “Algunos pokémones están en la tierra, otros en el aire, otros cerca del agua. Con este juego reviví mi infancia, desde pequeño miraba el anime”.
Pero en esta urbe, el juego no solo impactó a los jóvenes y adolescentes sino que también llamó la atención de los adultos. “La aplicación es una invitación a conocer la ciudad, a caminar y a vivir en el juego. Puede implicar accidentes de tránsito y podemos ser presa de la delincuencia por llevar el teléfono en la mano, por lo que debe usarse con cautela”, comentó Elba Fiallo.
Para Oscar Espíndola, especialista en tecnología y aficionado al juego, en Riobamba la limitante es la falta de conexiones abiertas de internet. “Hay WiFi libre en pocos espacios públicos y no todos los jóvenes disponen de un plan de datos. Sin embargo, en las redes sociales, en las calles y en las universidades se puede observar un gran número de personas participando en el juego”, opina Espíndola.