Si el nivel de compromiso escénico de un músico o un grupo internacional se mide por su voluntad de comunicarse en español con el público, entonces ese fue uno de los varios índices de que Paul McCartney se entregó, como pocos, en el concierto que dio el pasado martes en Santiago, el primero de los dos shows de la nueva visita del músico a Chile.
“I got the feeling that we are going to have a fiesta” fue, en ‘spanglish’ para empezar, uno de sus primeros saludos. Y esa corazonada de fiesta anunciada en la frase quedó confirmada por un concierto que superó las dos horas y media de extensión, construido con 39 canciones de diversas etapas de su histórica carrera, y marcado por un diálogo constante y entusiasta del cantante con las más de 10 000 personas que llegaron al Movistar Arena.
Fue un espectáculo tan emotivo como explosivo en el que, tal como hizo en su anterior venida en el 2011, McCartney estableció una estrecha sintonía con el público, en esta su segunda parada dentro de la gira Out there! Aún le queda una escala en Lima antes de llegar a Quito por primera vez.