El largometraje de Grímur Hákonarson se podrá ver en los cines Cinemark del Paseo San Francisco y Ochoymedio. Foto: cortesía Trópico Cine
Las relaciones entre Gummi y Kiddi, dos granjeros que además de ser hermanos viven a escasos metros el uno del otro, difieren enormemente del instinto gregario de las ovejas que crían, en los páramos islandeses. Entre ellos late un conflicto interpersonal que los ha llevado a no dirigirse la palabra desde hace más de 40 años. Solo un milagro o una tragedia podrían cambiar la incómoda situación.
‘Carneros’, el segundo largometraje de ficción del director Grímur Hákonarson se centra en esta enquistada rivalidad para explorar el terreno de las relaciones humanas, sus armonías, sus fracturas y sus cambios. La película, que el año pasado recibió el máximo galardón en la sección Una cierta mirada en el Festival de Cannes, llega a los cines del Ecuador como parte de la cartera de cine independiente gestionada por la distribuidora ecuatoriana Trópico Cine. El filme se estrena con tres funciones este viernes 19 de febrero en Cinemark del Paseo San Francisco, en Quito. La cinta también se proyectará en el Ochoymedio a partir del 25 de febrero.
La relación entre los dos hermanos no se evidencia solo en el silencio sino también en la disputa del premio al mejor ejemplar que se entrega cada año como símbolo de reconocimiento social para su dueño. La historia se encamina hacia el drama con intervalos de un sesudo humor a partir de un apretado fallo del jurado y una sospecha que se deriva en un trágico descubrimiento que pone en riesgo la supervivencia de los ovinos en la región.
Hákonarson aprovecha al máximo las locaciones naturales para desprenderse del consumo y el artificio urbano, marcar el ritmo de la narración con planos fijos y dóciles movimientos de cámara, así como para poner en perspectiva la relación entre el hombre y la naturaleza.
Las ovejas de Gummi y Kiddi están en peligro y es esta circunstancia la que va revelando las distintas formas que tiene cada uno de afrontar la tragedia y su propia vida. A la adversidad se opone un estrecho vínculo entre hombre y animal el que finalmente opere como catalizador de un cambio interno que puede convertirse en el punto de partida para demoler el silencio.
Una cinta marcada por el impacto visual de los parajes naturales que sirve de escenario a una historia humana, narrada con acierto desde el realismo pero también desde la sensibilidad.