Los encajes negros se fusionan con telas transparentes que dejan ver el torso de Karina Cajamarca. Sus ligueros y medias de rejilla ponen al descubierto sus piernas torneadas.
Ese ‘look’, que era considerado prohibido por su origen en los cabarés franceses de finales del siglo XIX, se popularizó en la mitad del siglo XX y era utilizado por mujeres que realizaban espectáculos de baile en Europa y Estados Unidos. En la actualidad, este estilo está de vuelta y es una inspiración de los diseñadores.
Al llegar a la boutique Godos, cerca de la Catedral de la Inmaculada, en Cuenca, se exhibe una serie de corsé, blusas transparentes, guantes, sombreros, faldas, estolas de pelo, anillos, broches y zapatos se exhiben.
María Fernanda Abril crea esas prendas y su propuesta es ofrecer ropa que evoca el pasado con un estilo propio. “Deben ser usadas por mujeres con personalidad. Es una tendencia en la que se fusiona la sensualidad y la elegancia”.
Abril propone este estilo para salir a la calle o para una fiesta informal. Predominan las blusas transparentes cubiertas con corsé debajo del busto. También hay ligueros y minifaldas o faldas de colas o pantalones con encajes. “El liguero en el país solo se utiliza como prenda interior, por eso mi propuesta es cuestión de personalidad”.
Otra de sus creaciones son las blusas de randa con telas transparentes como las que viste frecuentemente Karina Cajamarca. Es un diseño coqueto que juega con la imaginación al mostrar la piel femenina.
Ese estilo es también denominado ‘moda burlesque’ en las pasarelas internacionales. Los diseñadores italianos Roberto Cavalli y Anna Molinari apuestan por vestidos ceñidos ajustados al cuerpo a modo de corsés con lentejuelas e incrustaciones de pedrería.
También se han realizado numerosos filmes sobre este tema, uno de los últimos es el musical ‘Burlesque’, con Cher y Christina Aguilera.
Según la diseñadora guayaquileña Olga Doumet, el pasado siempre está presente para crear un diseño, pero se reinventa y se pone el sello personal. Dentro de sus propuestas toma parte de esta moda, que evoca un ‘feeling’ de destape.
Ella utiliza el encaje porque lo considera un material noble, delicado, femenino y logra un diseño sobrio.
A Cajamarca le gustan los encajes y las transparencias y no tiene prejuicios en usarlo a diario y estar sujeta a críticas. Para la investigadora de arte, María José Machado, este tipo de moda se tiende a estigmatizar porque la gente se deja llevar de la primera imagen y la asocia como algo pecaminoso y “eso está basado en las creencias religiosas”.
Otro de los locales donde se ofrece este estilo de ropa es la boutique de la diseñadora cuencana Silvia Zeas. Ella atribuye que este estilo ha regresado porque la moda es un arte y es parte de lo que acontece en las sociedades. “Este ‘look’ que se toma de los cabarés muestra la rebelión porque impulsó la libertad y sensualidad”, dice Zeas, quien trabaja con randas, encajes y emplea teas con lentejuelas y otros brillos.