La película ‘Del amor y otros demonios’ (2010), de la costarricense Hilda Hidalgo, es muy plana. Se trata de un filme con astucia romántica, en eso de los amores imposibles, basado en la novela homónima del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Lo de García Márquez es mera anotación: nada tiene que ver la gramática literaria con la del cine.
El arranque de la producción es un magnífico comienzo, me hizo pensar en algo bueno. Sin embargo, cuando la dicha es pronta, resulta engañosa.
Conforme pasaba el metraje, la película se desvanecía como fuego fatuo, desde la debilidad de su guión (de la propia directora Hidalgo). Este filme es la ópera prima de la realizadora costarricense.
Luego, cuando los histriones parecían hablar desde otra película, se encuentra una deficiencia en la dirección de actores (sin exigencia alguna). Además, hay un infausto diseño de personajes y que ello resumía y resume, en gran medida, la escasa tensión dramática en el relato.
‘Del amor y otros demonios’ carece de intensidad del amor y sin el ardor de los demonios.
Es una película fría, distante, lenta, aburrida, sin nudos dramáticos ni expectativas en un relato interesante: el del sacerdote de 27 años, por ahí, enamorado de una jovencita de 13, a la que acusan de endemoniada porque la mordió un perro.
El filme cuenta la historia de Sierva María, una enigmática y hermosa niña que es mordida por un perro rabioso. Ella tiene 13 años. Interpretada por la actriz colombiana Eliza Triana, Sierva María está poseída por un demonio; al menos así lo creen las autoridades eclesiales de la trama, quienes creían que la rabia era una expresión demoníaca más.
Lógicamente, hay secuencias sobre la intolerancia religiosa, sobre la religión católica convertida en ideología, pero es tan superficial el tratamiento que más parece una glosa y nunca un elemento crucial en el desarrollo de los acontecimientos.
Cuando el amor se dispara entre el curita y la jovencita inexpresiva es por culpa de la actriz.
En este filme, la desventura de la narración es su ausencia de intensidad: no hay fuerza dramática alguna en las contradicciones planteadas por el relato ni en el intimismo sugerido por tomas cerradas (primeros planos y planos con contraplanos). La cámara se abre ocasionalmente con panorámicas, ya que la directora plantea una suerte de respiro para el público un poco ante el ahogo visual al que la cinta somete.
Hacer un filme con ritmo lento es opción respetable, pero debe –entonces– llenarse la historia de ideas para dar lugar a la riqueza conceptual, como en Bergman, en Tarkovski y hasta en Woody Allen. Aquí no, ‘Del amor y otros demonios’ semeja un largometraje que, a falta de conceptos, fue necesario dilatar como chicle, así, mascándolo.
Poco salió bien en el filme, mal en el cálculo de los tiempos, peor en actuaciones y con música melindrosa . Se salva la fotografía que muchos elogian por ‘bonita’, de eficaz cromatismo y entereza visual. En Colombia hubo críticas, ya que se rodó un gran porcentaje en Cartagena. Pero no se vieron muchos paisajes de la urbe. Es un filme sin fuerza pasional y queda debiendo en imágenes que justifiquen el quehacer de los amantes al amarse.
La ficha técnica
Título: ‘Del Amor y otros demonios’
Dirección y guión: Hilda Hidalgo
Países: Colombia y Costa Rica
Año: 2009.
Dur.:93 min.
Género: Drama y Romance
Reparto: Pablo Derqui, Eliza Triana, Jordi Dauder, Joaquín Climent, Margarita Rosa de Francisco, Damián Alcázar
Música: Fidel Gamboa
Edición: Mariana Rodríguez
Se presenta en: Cinemark y Multicines