Juan Gabriel se ganó a los quiteños con un brindis y bastante música

Juan Gabriel conocido como el 'Divo de Juárez', encanto a los quiteños en el Coliseo Rumiñahui. Foto: Eduardo Terán

Juan Gabriel conocido como el 'Divo de Juárez', encanto a los quiteños en el Coliseo Rumiñahui. Foto: Eduardo Terán

Afuera, parecía que el Coliseo Rumiñahui no se iba a llenar. Y es que a las 19:00 de ayer 13 de marzo no se veía mucha gente haciendo fila para ingresar al concierto del mexicano, Juan Gabriel. Sin embargo, esa fue una falsa percepción. Adentro, todas las localidades estaban copadas. Solo un pequeño sector de la preferencia estuvo vacio.

El evento empezó con la presentación de la sobria artista nacional, Ana Passeri. La joven se ganó al público con el tema de Julio Jaramillo, Nuestro juramento.

Las caras conocidas también estuvieron presentes. El cantante Gerardo Morán, ‘El más querido’ disfrutaba del show en compañía de su esposa.

A las 21:00, un set de música pop y electrónica se empezó a escuchar. Poco a poco, los asistentes ya empezaban a corear el nombre del ‘Divo de Juárez’.

De pronto, unas luces anaranjadas salieron disparadas de la tarima y un acordeonista interpretó una introducción musical. Esto, le puso más suspenso a la velada.  

Al fin, los aplausos anunciaron la aparición de Juan Gabriel.

Dos pantallas gigantes colocadas a los extremos del coliseo dejaron ver la figura bastante ‘llenita’ del famoso azteca. El artista vestía un terno blanco y una camisa negra. Con una copa de vino en la mano se dirigió al público: “Hace 12 años que no vengo.  ¿Por qué? No lo sé, pero ahora estoy aquí, como si hubiese venido cada año… con el mismo amor, cariño y respeto de toda la vida ¡Salud! ”. Los gritos no se hicieron esperar, cuando ‘el divo’ brindó con sus fanáticos.

A continuación, ya se escucharon las primeras notas en piano de la canción Siempre en mi mente. La balada fue coreada por toda la gente.

Al grito de ¡Ecuador!, el mexicano se desprendió de su chaqueta para sentirse más cómodo. Varios fans que estaban en el sector de sillas flameaban con emoción una bandera mexicana.

El escenario cobró más color y dinamismo con la aparición de un grupo mixto de baile. Los chicos ataviados de camisas, tirantes y corbata danzaban, junto a unas jóvenes ceñidas en vestidos negros con brillos. Mientras Juan Gabriel cantaba No te tengo rencor, se fue acercando a una de las bailarinas para dedicarle el tema.

Los trompetistas y saxofonistas también se acercaron al borde del escenario y se ganaron fuertes aplausos.

Luego, ‘Juanga’ bebió un sorbo de “agua de Ecuador” y aparecieron en escena un grupo de mariachis. Los charros vestidos de blanco hicieron que la gente se ponga en pie. De su lado, Juan Gabriel se puso a bailar unos pasitos típicos tapatíos.

Fue una sorpresa, cuando uno de los mariachis empezó a cantar a viva voz el tema Romántico Quito mío. La cosa no quedó allí y los mexicanos interpretaron A mi lindo Ecuador.

El protagonista de la velada rimó y comentó que: “Ecuador es un amor”. El tema Se me olvidó otra vez fue coreado casi en su totalidad por los asistentes. Al final, el artista lanzó un beso volado a su fanaticada sedienta de más éxitos.

Volvieron a salir los bailarines y ya se escuchó el inicio pegajoso y alegre del tema Noa, noa. Al son de la melodía, mariachis, músicos, coreógrafos y el propio Juan Gabriel bailaron sin parar, alzando los brazos y meneándose por todos lados.

Las luces bajaron y el artista se puso nostálgico. Como en un drama teatral, el cantautor se inspiró y empezó a cantar sus famosos temas: Hasta que te conocí, Querida, Yo no nací para amar y Te pareces tanto a mí.

Las canciones fueron interpretadas con tanta fuerza y teatralidad, que no faltaron lágrimas en los ojos de varias damas presentes. Así, entre lágrimas y risas terminó la presentación del ‘Divo de Juárez’, que de seguro quedará grabada en la mente de muchos seguidores capitalinos.   

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