El poder de ‘Iron Man 2’, filme que se estrena hoy en Ecuador (¡antes que en Estados Unidos!), no radica en ese fabuloso traje que el millonario, vanidoso y casi alcohólico Tony Stark construyó para sí mismo.
El verdadero poder es el magnetismo que genera un héroe que, antes de derrotar a los villanos con sus poderes sobrehumanos, debe aprender a derrotarse a sí mismo. Es alguien que debe verse al espejo sin la máscara; que debe reconocer que el heroísmo no está en romperle el espinazo al villano de turno sino en la fidelidad a las propias convicciones o a ciertos principios.Por eso, Batman siempre tuvo mejores películas que Superman. Por eso, los guionistas todavía intentan llevar al cine con algo de decencia a héroes como Flash, la Mujer Maravilla, Aquaman o Linterna Verde, referentes de la marca DC Comic, poderosos y con seguidores, pero estancados en series de televisión. No dan para más, al menos por ahora.
También por ese motivo, los conflictivos personajes de la editora Marvel (Spiderman, Hulk y los X-Men) han llamado más la atención de los cineastas, más allá de los resultados finales de sus películas.Iron Man pertenece al bando de los conflictivos (no es común que un fanático de la bebida tenga la oportunidad de volar en un traje repleto de bombas), y ese ingrediente ayudó a que su primera parte, estrenada en 2008, superara los USD 500 millones en recaudación por el mundo.
La segunda película es una obvia -y legítima, por supuesto- apuesta comercial por seguir lucrando de la idea, aunque en esta ocasión los ingredientes comerciales tienen más condimento que los narrativos.
Tony Stark, el protagonista, otra vez encarnado por un Robert Downey Jr. en plena forma, ya reveló al mundo su identidad de Iron Man. Vive y goza como una estrella de rock. Muestra su rostro, no su alma. Pero el Gobierno de EE.UU. quiere el traje de Iron Man para sus ‘patrióticos’ fines y, junto con la prensa, acosa a Stark.
Además, dos enemigos quieren ajustar cuentas con el vanidoso Tony y lo hacen sufrir.
El director Jon Favreau, aunque muestra el agobio de Stark por tanto acoso, optó por elevar a ‘Iron Man 2’ a soberbio espectáculo de pirotecnia. Los efectos especiales, las peleas y una ensordecedora banda sonora, con el grupo de rock AC/DC guitarreando sus hits, contribuyen al disfrute de este show.
Quizás sea un problema el exceso de personajes, que diluye el foco de atención. También desconcentra el hecho de que ‘Iron Man 2’ lanza muchos guiños para las siguientes películas de Marvel. Pero, desde el punto de vista del entretenimiento puro, es un filme que pega en el centro para hacer de Iron Man el héroe de las taquillas por segunda vez.