El cineasta ecuatoriano José María Avilés presenta su nuevo largometraje titulado ‘Al Oriente’. La ficción llega a las salas de cine de Ecuador a partir de este 8 de diciembre del 2022.
El filme se presenta como el drama de un hombre que busca darle sentido a su vida en medio de una crisis existencial.
La película ecuatoriana ‘Al Oriente’ tuvo su estreno mundial en Italia, en el marco del Festival Internacional de Cine de Venecia.
Una historia y tres tiempos
Cronológicamente la cinta topa tres tiempos distintos. El primer momento aparece en formato de texto que se lee en la placa introductoria. La misma se remonta a la época de la conquista española y la leyenda del tesoro perdido de Atahualpa.
Riquezas en oro, se dice, en cantidades suficientes para llenar una habitación, y que los españoles exigían en pago por el rescate del último soberano inca. El tesoro codiciado por los europeos habría sido escondido camino al oriente, al saberse que Atahualpa fue asesinado por sus captores, dando paso al mito sobre su paradero.
En un segundo momento, el filme aterriza en pleno siglo XXI donde aparece Atahualpa, un joven obrero que trabaja en la construcción de una carretera que se abre paso hacia el Oriente ecuatoriano, a cargo de una empresa asiática.
Sobre el humilde jornalero recae un complejo legado histórico que lo interpela. En un momento de hastío y crisis económica en el país, Atahualpa decide adentrarse en lo profundo del Oriente buscando otro trabajo, mientras se pregunta por su identidad y en un sentido muy concreto, por su nombre.
El filme traspasa nuevamente la frontera temporal y vuelve a introducir al protagonista en el mismo lugar, pero en otro tiempo, 100 años atrás, el año de la matanza obrera en Guayaquil, cuando otras potencias extranjeras se disputaban el control del país y la región.
Esa ruptura hace que la cinta cambie de aspecto, de tono y ritmo. El drama del obrero contemporáneo le da paso a una historia que juega con los elementos del western que, irónicamente, se desarrolla en oriente.
Allí, Atahualpa aparece como el guía de una expedición encabezada por un blanco-mestizo y un explorador estadounidense que buscan ansiosamente los tesoros de la Canela.
El grupo se aventura a través de la cordillera intentando descifrar las pistas que supuestamente revelan la ubicación de la fortuna escondida. Será una búsqueda con más de un momento inesperado.
El protagonista vive un viaje temporal, pero también geográfico y que se experimenta a través de los paisajes, el clima y la flora que se va transformando en el transcurso de la cinta.
‘Al Oriente’ y Augusto San Miguel
Avilés encontró el impulso creativo para desarrollar esta producción en ‘El tesoro de Atahualpa’, el primer largometraje de ficción del cine ecuatoriano dirigido por Augusto San Miguel, que se estrenó en Guayaquil en 1924. Irónicamente, el rollo de este filme que hace referencia al tesoro perdido de Atahualpa también se perdió.
“En estas coincidencias trágicas hay un misterio que me pareció muy atractivo. Lleva la intención de reimaginar cómo podría haber sido esa película, pero desde una clave personal y contemporánea”, dice el director sobre la idea germinal de su película.
En ese contexto, el filme crea un diálogo con los anales del cine ecuatoriano y con el pasado histórico y cultural de un territorio, hoy llamado Ecuador.
Avilés comenzó a escribir el guion alrededor del 2014 y posteriormente se sumó la colaboración de Felipe Troya.
El proyecto recibió fondos de la Biennale College, un programa de fomento vinculado al Festival de Venecia. Cuando la historia parecía que “tenía una vida propia” y con los fondos suficientes para cubrir la producción, se emprendió el rodaje.
Alejandro Espinosa, en el papel de Atahualpa; Paulet Arévalo como Rocío; Santiago Villacís, como Augusto y Oliver Utne interpretando a John completan el elenco principal.
Fueron 22 jornadas de rodaje en locaciones ubicadas entre Santo Domingo, Mindo, Cielo Verde, Cotopaxi y los páramos de los Llanganates y El Ángel.
La filmación se realizó en medio de las restricciones por la pandemia y el filme da cuenta de ese momento histórico, asumiendo un carácter documental.
Atahualpa es el nombre que termina de hilar los tres momentos temporales de la película. Entre líneas y escenas queda abierto el diálogo sobre el colonialismo a través de la historia, el presente y el destino.
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