Conseguir boletos en el cine un domingo se ha vuelto difícil. Un grupo de amigas se hartó de ubicarse únicamente en primera fila, nada recomendable en el cine.
Por eso, una de ellas fue a Cinemark, a las 17:00, a comprar entradas numeradas para la función de las 19:00 de ‘Los abrazos rotos’. Esta vez, pudieron apreciar mejor la película, desde la antepenúltima fila de la sala.
Eran cuatro. Todas habían visto antes películas del español Pedro Almodóvar, y se divirtieron en los 125 minutos que dura la película. Se rieron con las bromas, suaves y picantes, que aparecían en la cinta, y se conmovieron con los momentos dramáticos que daban nombre a la producción del manchego.
Como es usual con una película de Almodóvar, ellas y el resto del público que casi llenó la sala 4 del cine, se enamoraron de la música de la película.
Temas como Werewolf, de Cat Power, o Robot oeuf, de Uffie, llamaron la atención de la gente. Pero en realidad, la canción que más impactó fue A ciegas, un tema flamenco que a mediados del siglo pasado fue popularizado por Concha Piquer.
Esta vez, A ciegas sonó en una versión con sinfónica incluida. La canción acompañó la historia de Mateo Blanco, luego de Harry Caine (Lluís Homar), y su amor truncado con Magdalena (Penélope Cruz).
Al finalizar la película, la gente abandonó satisfecha la sala, mientras sonaba la canción.
Pero en los pasillos muchos comentaban que aunque la película les pareció buena, no superaba lo que antes habían visto de Pedro Almodóvar, acaso por su excesivo protagonismo.