El actor mexicano Eugenio Derbez a su llegada a la alfombra roja, previo a la entrega de los Premios Platino en su edicion 2018, en Playa del Carmen Quintana Roo (México). Foto: EFE
Productor, actor, director y guionista, Eugenio Derbez lleva 30 años en la pantalla internacional. El cineasta, que logró su primer papel en el cine de comedia en 1990, es reconocido por producciones como ‘La familia P.luche’ y su ópera prima ‘No se aceptan devoluciones’, del 2013.
¿Cuándo descubrió y cómo desarrolló el talento para la comedia?
Muy tarde. Me acuerdo que era chistoso en la escuela, pero otra cosa es trabajar sobre eso. Además, como oficio yo quería ser actor dramático y solo me di cuenta hasta los 27 años que podía hacer una carrera como comediante.
¿Cree que la comedia tiene una fórmula?
Cuando entré en la comedia me di cuenta de que sí hay fórmulas. La gente piensa que para hacer reír hay que pensar en cosas chistosas y es al revés. La fórmula para hacer reír es pensar en todo lo que te molesta. No se puede hacer un chiste del chiste. Mi comedia se basa en lo que me provoca dolor, molestia y angustia.
Le han comparado con Cantinflas, un actor dedicado toda su vida a la comedia. ¿Cuál es su ambición dentro de la actuación y dentro del género?
No hay una ambición real detrás de mi carrera y eso me ha funcionado. El momento que sientes ambición por algo, las cosas dejan de funcionar. Siento un auténtico y genuino placer cuando veo reír a la gente. Cuando ambicionas la fama, el dinero o el poder, la vida te pone en tu lugar y te traiciona. No quiero pensar en cuántos peldaños he escalado, simplemente estoy pensando en que mi próxima película sea la mejor, que haga reír a la gente y le toque el corazón.
¿No fue por ser famoso y llegar a más gente que fue a Hollywood?
Para llegar a más gente sí, pero no para ser más famoso o rico. Me fui a Estados Unidos porque es un sueño que tenía, para conocer y conquistar otros mercados. Soy muy inquieto y no puedo estar mucho tiempo en mi zona de confort porque me da comezón y necesito moverme, aunque me caiga prefiero arriesgarme.
¿Siente que la industria del cine mexicano no le respalda?
Alguna vez me tocó invitar a una proyección a los miembros de la Academia del cine mexicano. Estaba sentado detrás de ellos en la sala, pero no me vieron, y los vi burlarse de mi película todo el tiempo. Es por esas cosas por las que me pregunté, qué hago aquí en México y por eso también decidí irme a un lugar donde valoren mi trabajo, lo cual incluso me ha hecho sentir más mexicano. Lo mismo les ha pasado a otros cineastas que ahora están fuera de México.
Con el poder de decisión que ofrece el campo de la producción, ¿ha pensado en desarrollar proyectos como cine de autor?
Me encanta todo tipo de cine, desde el cine de arte hasta el comercial. Simplemente mi carrera ha sido más comercial. La presión hizo que me adelante con ‘Latin Lover’, una película demasiado comercial para mi gusto, pero también hay que encontrar el equilibrio entre la industria comercial y los proyectos que me llenen el corazón.
¿Sobre qué sería ese proyecto personal?
Tengo un par de proyectos que se basan en mi experiencia personal y cómo ha cambiado el mundo y mis prioridades. Quiero hacer una película que hable de ese tiempo, porque me he dado cuenta de que el dinero, la fama o el reconocimiento no son lo más valioso en mi escala de valores, sino el tiempo.
¿Qué impresión le causó la noticia sobre el asesinato de tres estudiantes de cine en México?
No veo una luz al final del túnel. Las cosas siguen peor y no hacemos nada, sobre todo los gobiernos. Ahora que (México) está en tiempos electorales, la mejor campaña sería arrestar a estos delincuentes.