Después de la muerte de su padre, Zelda Williams difundió un mensaje con una cita de Antoine de Saint-Exupéry en homenaje al actor. Foto: AFP
Los mensajes de condolencia, sorpresa y tristeza se sucedieron tras el anuncio del repentino fallecimiento del popular actor Robin Williams, quien fue encontrado sin vida este lunes (11 de agosto de 2014) en su domicilio californiano.
Williams, de 63 años, sufría depresión y las autoridades barajan como probable la hipótesis del suicidio.
Uno de los mensajes más emotivos tras su muerte fue el de su hija Zelda, quien publicó en la red social Twitter una cita del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry.
“Tendrás las estrellas como nadie las tiene. En una de ellas estaré viviendo. En otra estaré riendo. Entonces será como si todas las estrellas estén riendo cuando mires al cielo por la noche. Tú y solo tú tendrás estrellas que pueden reír”, escribió. Y añadió: “Te quiero. Te echaré de menos. Intentaré seguir mirando hacia arriba”.
Precisamente a Zelda había dedicado el actor su último post en Instagram el 31 de julio para desearle un feliz 25 cumpleaños, un mensaje que acompañó con una foto de ambos cuando la joven era tan solo una niña.
Otro mensaje conmovedor fue el divulgado por La Academia de Artes y Ciencias cinematográficas de Hollywood que quiso recordar al actor con un tierno mensaje de Twitter reproducido inmediatamente por miles de usuarios: “Genio, eres libre”, reza, acompañado de una foto de la película animada “Aladino”.
Un guiño al recordado papel del actor como voz del genio de la lámpara maravillosa en la versión en inglés.
Ayer, cuando se dio a conocer el deceso del actor su esposa, Susan Schneider emitió un comunicado (recogido por The Hollywood Reporter) en el que afirmó que esa mañana perdió a su esposo y a su mejor amigos, “mientras que el mundo perdió a uno de sus más amados artistas y bellos seres humanos”.
Asimismo, pidió- en nombre de la familia de Robin- privacidad durante este tiempo de profundo dolor y que espera que los focos se centren, no en su muerte sino en sus incontables momentos de alegría.