El edificio 'feo' que protege la resistencia vecinal más longeva de Portugal

El edificio Coutinho, está ubicado en Viana de Costelo, en Portugal. Foto: captura de pantalla

El edificio Coutinho, está ubicado en Viana de Costelo, en Portugal. Foto: captura de pantalla

El edificio Coutinho, situado en Viana de Castelo, en el norte de Portugal. Foto: captura Google Earth

Su "fealdad" inició hace cuatro décadas una pelea vecinal que aún se mantiene. Es el edificio Coutinho, situado en Viana de Castelo, en el norte de Portugal, donde propietarios atrincherados tratan de impedir su demolición frente a quienes quieren que desaparezca por su "antiestética" altura.

Desde que se construyó en 1975, los vecinos de la ciudad -organizados en el grupo Vianapolis, el mismo nombre de la sociedad que representa al Estado y el Ayuntamiento en esta pelea y que también quiere echarlo abajo-, piden el desalojo y derrumbe del edificio por estar situado en una zona de interés histórico y cultural.

El principal argumento es el contraste estético del bloque, de unas 13 plantas, que choca con las habituales seis alturas que acostumbran sumar los otros edificios de Viana de Castelo.

La controversia, que encadena acciones legales durante los últimos veinte años, parecía haber alcanzado un punto definitivo en los últimos días con la luz verde legal definitiva para el desalojo, pero entonces comenzó el atrincheramiento de nueve vecinos que no están dispuestos a aceptarlo.

Son un matrimonio extranjero de nacionalidad no precisada, una economista española, una farmacéutica, un exmilitar y una perra llamada Luna, y todos -a excepción de la mascota- sobrepasan los 75 años.

El edificio Coutinho, está ubicado en Viana de Costelo, en Portugal. Foto: captura de pantalla

Su negativa centró entonces la atención mediática, que mostró en directo cómo mantenían el pulso pese a que se les había cortado la luz, el gas, el agua, y finalmente se había prohibido la entrada de alimentos.

Y al final han ganado una prórroga. El Tribunal Administrativo y Fiscal de Braga dio en las últimas horas la razón a los nueve inquilinos, no sólo aceptando la providencia cautelar de su desahucio, sino también anulando la prohibición de introducir alimentos y restaurando de nuevo el suministro de agua, luz y gas.

Es un nuevo paréntesis en una historia que ha alcanzado tintes dramáticos durante la última semana, en la que las autoridades, a través del grupo Vianapolis, comenzaron a derrumbar algunas de las estructuras del inmueble, mientras los resistentes observaban la escena desde sus balcones.

Eran unas demoliciones susceptibles de constituir "riesgos" contra la integridad física de los vecinos, según declaró a medios locales el abogado de los vecinos, Magalhaes SantAna, y que dispararon la preocupación por la integridad física de quienes allí permanecían.

La prórroga conseguida no frenará a los vecinos, que sí quieren que desaparezca el edificio Coutinho, llamado así por su constructor, Fernando Coutinho.

Los residentes descontentos, que exigen que se efectúe la declaración de utilidad pública del edificio, planteó incluso una cadena humana alrededor del inmueble, dentro de un llamamiento más a los medios, en los que llevan apareciendo con frecuencia en los últimos meses.

La sucesión de disputas comenzó cuando la Alcaldía de Viana vendió en 1972 en una subasta pública el terreno, que había albergado anteriormente el mercado municipal.

El proyecto del inmueble, que ya contaba entonces con la idea de alcanzar los 13 pisos, fue aprobado por la Comisión Municipal de Arte y Arqueología.

Al año siguiente, la Dirección General de Asuntos Culturales, de ámbito estatal, cuestionó la autoridad de la licencia de construcción, y todo desembocó con el edificio ya construido.

Entonces, la administración de la Alcaldía pasó a calificar el inmueble como "el mayor atentado contra la armonía" de la ciudad y solicitó al Ministerio de Administración Interna (equivalente a Interior) 350 000 euros (más de USD 395 000) para la demolición, que no fueron concedidos.

Más tarde, a finales de los años 90, el consistorio presentó un programa de recalificación urbana que pretendía inscribir a Viana en la lista de las ciudades patrimonio de la Unesco, en el que se preveía la demolición del denostado edificio. La iniciativa se bautizó como Vianapolis y con ella nacía la

Ahora, casi dos décadas después, los últimos inquilinos se aferran todavía al lema de "resistir hasta morir", a pesar de la orden de desahucio que recibieron en enero del año pasado, período en el que se planificaba el derrumbe del Coutinho.

"Aquí los abusados somos nosotros, los poderes públicos. Estas personas intentaron un conjunto de acciones en tribunales, previstas en un Estado de Derecho, y las perdieron todas", ha manifestado el ministro de Ambiente de Portugal, Joo Matos Fernandes.

En el caso de que finalmente desocupen el edificio, el terreno será usado para la construcción de un nuevo mercado municipal, una obra "necesaria", según el ministro.

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