Nostalgia por el cine de acción de los años ochenta. Esa es la frase que resume la cinta ‘Los indestructibles’, que se estrena hoy en el país.Y para lograr ese anhelo del pasado, Sylvester Stallone agrupó elementos y actores de ese género y logró una película que en el resto del mundo ha sido taquillera. Primero incorporó nombres duros (estrellas de esas películas de acción ochenteras).
Además, esta cinta, escrita y dirigida por Stallone, marca otro paso para su resurrección en la pantalla grande. En el 2006 y 2008 ya hizo sus primeros intentos con ‘Rocky Balboa’ y ‘Rambo’. Estas fueron secuelas de sus primeros éxitos taquilleros en los setenta y ochenta. Pero no tuvo mayor éxito y tampoco la crítica le fue favorable.
En cambio, en su última producción buscó una fórmula al parecer más segura. En el equipo de ‘Los indestructibles’ están en primera fila (aunque aparecen pocos minutos) Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger.
Ya como personajes centrales aparecen Dolph Lundgren, aquel temible boxeador ruso que enfrentó a Rocky Bolboa en ‘Rocky IV’ o el ‘Soldado Universal’ que peleó con Jean- Claude Van Damme.
En la lista siguen Jet Li; Steve Austin, la estrella de la lucha libre, y Mickey Rourke, quien ya buscó su resurrección en el cine y entró por la puerta grande con ‘El luchador’, película por la cual estuvo nominado al Oscar.
Pero, además de esa apelación a la nostalgia, también Stallone busca un empate con las nuevas generaciones. Para ello incorpora en su elenco a Jason Statham, quien es protagonista de cintas de acción más contemporáneas (‘El transportador’).
Pero no solo los nombres recuerdan a ese cine duro. El propio guión es una suerte de compendio de escenas de películas como ‘Mentiras verdaderas’, ‘Rambo, ‘Duro de matar…’.
‘Los indestructibles’ es un grupo de mercenarios con habilidades para entrar a casi cualquier locación. Asesinar a cuanto francotirador, terrorista u oponente aparezca y rescatar rehenes. El señor Church (Bruce Willis) es un misterioso hombre que contrata a los mercenarios, liderados por Barney Ross (Stallone) para liberar a un país sudamericano de un dictador militar de boina roja.
La cinta plantea la imagen de un país subdesarrollado, caótico y cuyo Gobierno tiene vínculos con el narcotráfico. Pero esos antecedentes no motivan a los mercenarios para combatir. De hecho, lo hacen solo por rescatar a una rehén.
En ese proceso, ya audiovisualmente, Stallone se desvincula del formato ochentero. Las peleas son cortas, con planos rápidos; no hay las patadas largas que daba Van Damme. Eso le da ritmo a la película, como en el cine actual, pero el argumento hace que el filme caiga en baches.