Gregory Plotkin debuta como director en una nueva entrega de la franquicia sobre fenómenos paranormales. Foto: Captura.
Cuando Oren Peli dirigió y coescribió junto a Christopher Landon un spin off de ‘Actividad paranormal’ bajo el título de ‘Los marcados’ se intuía que quería darle un respiro a la franquicia y un giro a una agotada fórmula. Sin embargo, en la que parece ser la última entrega de la saga de terror el guión da un paso atrás para retomar un agotado pero seguro camino.
En ‘Dimensión fantasma’ los gestores de este inquietante universo paranormal que surgió en el 2007 como un exitoso modelo de producción -de bajo costo y generosas ganancias- le ceden el paso a Gregory Plotkin en la dirección.
En su debut como director de un largometraje, Plotkin vuelve sobre el clásico pero frágil y convencional argumento con el que ganó popularidad: la fuerza sobrenatural que acecha a una familia en una nueva casa de los suburbios.
Esta vez el filme gira alrededor de los Fleeges: Rayan (Chris Murray), Emily (Brit Shaw) y su pequeña de 6 años Leila (Ivy George). Ellos se mudan a un tranquilo barrio residencial en Palo Alto.
Mientras se acomodan en su nuevo hogar, aparece una caja con cintas de VHS y una cámara adaptada para registrar ciertos halos energéticos invisibles al ojo humano, que despierta la curiosidad en Ryan.
El hallazgo tendrá una conexión directa con una serie de fenómenos inexplicables pero también con un misterioso pasado, en el que los realizadores hacen un intento por dar algunas respuestas pendientes, como la historia de Katie y Kristi.
En esta cinta el color, la textura, las cámaras y el montaje que le dan un estilo de falso documental siguen siendo la firma distintiva. Aunque la historia se juega entre el escepticismo y la duda razonable, no deja de recurrir a la inocua tensión que provoca el movimiento aparentemente caótico de la cámara, a la sonorización intempestiva y al golpe de efecto súbito, eliminando cualquier posibilidad de sorpresa.
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