La tradicional ‘Diablada pillareña’ empezará mañana. Durante una semana, miles de disfrazados se apoderarán de las céntricas calles de esa urbe agrícola situada a 30 minutos de Ambato. La fiesta se prolongará hasta el 6 de enero.
Participarán cientos de delegados de las agrupaciones de Tunguipamba, Guanguibana, Marcos Espinel, Chacata el Carmen, Robalino Panda, San Vicente de Quilimbulo, la Quinta Niña María, La Elevación y la Escuela de Danza del Municipio de Píllaro. Más de 1 500 ‘diablos’ bailarán durante todo el día por relevos.
El acto es espectacular y cargado de simbolismos. Cada grupo trata de intimidar e imponerse a los demás mediante el uso de máscaras extravagantes meticulosamente elaboradas y adornadas con cuernos, colmillos y pelo de animales. Por eso, esta fiesta popular fue declarada Bien Intangible del Patrimonio Cultural del Ecuador hace ocho años.
Los participantes vestirán trajes coloridos, especialmente rojos y negros. También portarán capas, látigos y las máscaras.
Cada agrupación presentará coreografías y vestimentas únicas. Ítalo Espín, director de Cultura de la Municipalidad, explicó que el fin de semana se espera recibir a más de 5 000 turistas nacionales y del exterior.
De la seguridad se encargarán decenas de policías . El consumo de alcohol será controlado.
Esta fiesta se originó de una rivalidad entre los jóvenes de los barrios Marcos Espinel y Tunguipamba. Los muchachos de este último barrio pretendían a las chicas de Marcos Espinel. Esto ocasionó enfrentamientos.
Finalmente, para ahuyentar a los adolescentes de Tunguipamba, los moradores de Marcos Espinel colocaron máscaras de diablos en las puertas y ventanas. Así empezó la diablada.